Final de Champions League, se enfrentaban Barcelona y Arsenal, de Inglaterra (no de Sarandí, la mano de Don Julio no llegó tan lejos...todavía) en París. Este partido generaba sensaciones ambiguas: por un lado, la proclama de buen juego de parte de los dos equipos, fiel a su historia; por el otro, el miedo (comprensible) a ver un partido chato y mezquino: el miedo a perder.
El partido se dió como todos esperaban pero potenciado al doble, porque el Arsenal desde los 20 minutos del primer tiempo perdió a un jugador fundamental como lo es su arquero Lehman (titular de Alemania en el Mundial) que evitó el primer gol de Ronaldinho y se tuvo que ir. El Barsa tenía la pelota, la toqueteaba, la amasaba, la pisaba, la tiraba para atrás y no le encontraba la vuelta. Fueron varios minutos de ver los piques al vacío del enanito Giuly (que se quedó afuera injustamente del Mundial, quedando relegado por una futura promesa del Olympique) y los ladrillos que le tiraba Deco (de horrible pasar). El Arsenal, para colmo, se parecía más a su homónimo de Sarandí que a aquel equipo en el cual se practicaba un fútbol vistoso: estaban los 11 atrás del círculo central. Hasta que llegó lo inesperado: en un tiro libre (de los pocos que tuvo el Arsenal), Sol Campbell (con pocos partidos jugados en la temporada) se elevó por encima de todos y puso el 1-0 de cabeza. Se imaginan la desilusión de Frank Rijkaard. El primer tiempo terminó con un Barcelona sin rumbo, y un Arsenal que proponía aguantar los restantes 45.
El segundo tiempo siguió igual, con la diferencia que "Frankie" reaccionó y decidió incluir en cancha a Iniesta (revelación contra el Milan), Belleti (mucha más salida que "dinosaurio" Oleguer) y Larsson (otro tipo más para apretar adelante). El Barsa seguía sin demostrar nada, pero ejercía mayor presión. Hasta que llegó el gol: una escapada de Etoo por izquierda, miró al arquero y la metió despacio al primer palo. Gol y deliiiirio (deja vu) para los hinchas catalanes, que por lo hecho, realmente, no sé si lo merecían. Inmediatamente, a los 4 minutos, en una buena jugada en combinación con Larsson, Belleti entró al área, le pegó como quien no quiere la cosa (fuerte y al cuerpo del arquero) pero al inexperto Almunia se le chispoteó la pelota entre las piernas. Gol y locura para el Barsa. A partir de ahí, poco para contar: toque, toque y más toque intrascendente (me pareció ver un lindo Topo Gigio por París).
Resumen: el Barsa ganó una final. Era lo que le importaba y lo hizo. Pero destruyó todo ese mandato de fútbol vistoso que pregonaba y se pareció a un equipo brasilero que comienza a jugar cuando va arriba en el marcador. El Arsenal, por su parte, intentó aguantar, con más corazón que otra cosa, pero no pudo.
Puntos salientes:
* Si Henry desaparece de esta manera en las finales, al Barsa no le conviene incorporarlo.
* Belleti es el nuevo Cafú.
* Dinho, teléfono.
* Arsenal es el River europeo.
* El Massi propagando Su palabra.
(Gracias a "La Prensa Gráfica" por la foto)