Sufrimiento

| sábado, junio 24, 2006


Dos equipos llegaban con sendas ilusiones de seguir en carrera en esta 18va Copa del Mundo. Un Méjico que profesaba un buen fútbol, muy rápido, y que se agrupaba bien en el fondo cuando su rival atacaba, para salir velozmente de contragolpe. Por parte de Argentina, venía con un juego que, exceptuando el partido ante Serbia y Montenegro (donde se desplegó el mejor fútbol del Mundial) no convencía del todo. Ante Costa de Marfil no se había jugado bien, y contra Holanda, ya relajado, tampoco. Tenía un eje central que era Riquelme, y un delantero movedizo por afuera, y otro más estático por adentro.
Comenzó el partido y Méjico se llevó por delante a Argentina. Tocaban, movían la bola, iban para adelante, corrían, hacían todo lo típico de cualquier equipo mejicano y bien. Argentina no encontraba la forma de parar el aluvión verde que se venía, porque Cambiasso no aparecía y Mascherano otra vez, inconscientemente, se metía entre los centrales argentinos. Y vino lo que se temía: centro al primer palo, Borgetti que la roza, y Rafa Márquez, entrando por atrás (la marca era de Heinze) que la puntea para el 1-0 de Méjico. Argentina que se ponía el traje de candidato, iba a buscarlo, y en una de las jugadas siguientes al gol mejicano, luego de un centro de Riquelme al primer palo, Borgetti que la cabecea hacia su propia valla y es el empate argentino (no se engañen, no fue Crespo (?)). El partido se emparejaba pero solo en el resultado. Hubo una jugada que pudo cambiar el partido: Abbondanzieri que sale del arco cortito con Heinze, éste que se duerme y un delantero mejicano (muy vivo) se la roba. Era inevitable: Gabriel tira la patada y el mejicano cae. Todos pensabamos lo peor: expulsión por último hombre. Pero el árbitro interpretó que Ayala (que no llegaba ni con un tren bala) estaba atrás de Heinze, asi que le permitió al hombre del Manchester United seguir en el equipo, sufriendo solo la sanción de una amarilla. Argentina se salvaba, y el árbitro comenzaba a mostrar lo malo que era. Luego de este incidente, todo siguió igual: Argentina intentaba tenerla con Riquelme, jugar con Maxi pero los pelotazos de la defensa terminaban siempre con dirección a un Saviola que, con su metro setenta, mucho no podía hacer. Sin embargo, el equipo nacional mostraba vocación ofensiva, sin tener equilibrio defensivo. Lisa y llanamente, el ritmo que le imponía al partido el equipo mejicano era imposible de parar por el equipo argentino. Por suerte para nuestra Selección, se pudo aguantar este primer tiempo y lavar la cabeza para empezar un segundo con todo.
En el segundo tiempo, se lo vió a Riquelme mucho más movedizo y buscando la pelota constantemente, tirando pases entre líneas, jugando para adelante señores! Esto ilusionaba, pero Saviolita no estaba en su mejor nivel y Crespo (quien corrió muchísimo ayudando a Sorín en el primer tiempo, debido a las escaladas de Pavel Pardo y compañía) estaba asfixiado. Iba pasando el tiempo y Argentina tenía sus situaciones, pero no podía concretar. El partido, ya transcurrida gran parte del segundo tiempo, comenzaba a caer en un bache extraño, en el cual Méjico ya no era el del primer tiempo, esperaba con mucha gente y salía rapidito. Pekerman vió al equipo bien pero a sus delanteros mal, por lo que más o menos al minuto 30, sacó a ambos dos, y los metió a los jugadores de la gente: Tévez, Aimar y Messi. El primero de éstos, que tuvo una labor superlativa a lo largo de todo el partido (incluyendo los futuros tiempos extras que iban a venir) le dió una explosión y un dinamismo al ataque argentino que esperanzaba a los 36 millones de hinchas del equipo nacional. Iba por la derecha, bien abierto, se juntaba con Aimar (de labor intrascendente) e intentaban con la Pulga, pero ésta estaba un poco desconcertada, no se metía en el partido. Los minutos pasaban y no se encontraba el gol. Así termino el segundo tiempo. Íbamos al alargue, con una mejor impresión que la que había dejado Méjico en el segundo tiempo. En el primer tiempo extra (por así denominarlo) Méjico jugaba con la desesperación argentina y movía la pelota, pero seguía esperando. Argentina igual jugaba mejor, e intentaba. Y en una de ésas que intentó, Maxi la recibió recostado sobre la derecha, la paró de pecho y metió el bombazo que se le clavó al arquero en el segundo palo. Gol impresionante para un partido super emotivo. Delirio en Argentina, delirio en Alemania: nos estábamos metiendo en cuartos. Argentina se dedicó a querer regular pero con la pelota, y tratando, cuando se podía, de ir para adelante. Nos anularon mal una jugada que derivaba en gol, pero no importaba, Argentina tenía que seguir jugando. Terminaba el primer tiempo extra, y estábamos bien; los mejicanos, desmoralizados. En el segundo tiempo, Argentina salió con la clara intención de manejar el partido y evitar posibles sofocones y lo logró. Sólo Messi y Tévez iban, sobre todo el primero, pero sin éxito. Hubo una jugada de antología entre Tévez y Messi que sólo no fue gol por un par de centímetros, pero demostraban lo que podían dar. Sufriendo, llorando, gritando, Argentina lo lograba: se metía en cuartos. El árbitro, de horrible actuación, pitaba y todos deliraban: Argentina había pasado.

Comentario del autor: La verdad, como conclusión de este partido, no se puede decir mucho: Méjico jugó un excelente fútbol, pero Argentina es Argentina, y lo demostró. Tuvo buenas ráfagas de Riquelme en el segundo tiempo, pero éste luego desapareció y en los dos tiempos siguientes a la finalización de el tiempo reglamentario, pasó totalmente desapercibido. Sin embargo, tuvo un par de pases entre líneas que justificaron su inclusión en el primer equipo (por lo menos para Pekerman). Como destacados, se sabe: Maxi. Este pibe que hasta hace un par de meses, nadie hubiese dicho que iba a ser la gran revelación argentina en el Mundial, pero que acá, en "Fútbol y algo Más" lo
avisamos, muchachos (el que sabe...sabe?). Tenía todo el hambre, todas las ganas y lo demostró con su talento. Grande Maxi! En cuanto a los cambios, José se la jugó, sacando a los dos puntas y a uno de los 5, y logró mayor poder ofensivo.
Sin embargo, nada de esto importa: pasamos y ahora se viene Alemania, de local, y en Berlín. Será difícil pero...quién nos quita lo bailado?