Ya se van...

| lunes, abril 10, 2006


Llegadas las instancias finales del campeonato (un poco prematuro decir esto) podemos observar un dilema que se le presenta a ciertos equipos: cómo jugar contra equipos que ya están condenados a la Segunda División.
Este asunto siempre es un dolor de cabeza para los equipos a los cuales les restan jugar partidos contra equipos ya descendidos, ya que uno no sabe cómo se va a parar el rival, ni qué jugadores tiene (ejemplo: Instituto, 1.000 jugadores y el ex técnico fuori) y el factor más importante es la presión que tiene el equipo que tiene aspiraciones para ganar sí o sí el partido. Esta presión surge más que nada de parte de los hinchas, que, equivocadamente (a mi gusto), piensan que porque un equipo está descendido, no va a ir a jugar al fútbol y los jugadores no van a ir a jugar seriamente. Nada más lejos de esto: con más razón, los jugadores intentan mostrarse para que algún equipo de Primera o el que ascienda este año los fiche para formar parte de sus filas.
La solución más cassetera sería decir que "sabemos que ellos se van a jugar todo para dejar una buena imagen, irse con la frente alta, etc" pero luego del ejemplo que nos dió River, sobrando el partido, a uno le empieza a agarrar ese temor de decir "y si los míos hacen lo mismo?".
Esta situación es la indicada para que aparezca el DT, y no deje relajar a sus jugadores. Pegue un par de gritos, los haga reaccionar, ver que van a jugar igual o más que si no estuviesen descendidos, y, si es necesario, hacerles pensar que van a jugar contra el Barsa del Dinho.
Igualmente, si me dan a elegir, elegiría no jugar contra ningún equipo ya descendido.