Fuego contra Fuego... es amar (?)

| viernes, agosto 17, 2007



Dos criminales. Dos amigos. Celos. Envidias. Pujas por poder.

¿Qué lleva a dos seres hermanados en el delito a traicionarse y jurarse muerte?

Muchos golpes repartidos espalda contra espalda, contra el que viniera.

Muchas batallas ganadas. Un desengaño. Un enfrentamiento feroz, donde sólo el más fuerte sobrevivirá.

Sí, parece el argumento de una película bien hollywoodense, de acción y con dos grandes actores en los papeles principales... pero no, es la interna de la barra brava del club más grande de un país bananero del cono sur.

¿Son realmente Alan Schlenker y Adrián Rousseau dos capo mafia con grandes intereses detrás? ¿Son simplemente dos patovas medio chetos (uno más que el otro) que iban juntos a bailar a La Diosa y el domingo a ver a River, como reza la canción? ¿ Son una fuerza de choque de otra organización más poderosa, como pasaba con la 12 de José "el Abuelo" Barrita, que respondía al cappo di tutti il capi, el "Coti" Nosiglia y toda la patota radical en los '80?

Es difícil saberlo, pero lo cierto es que estos dos personajes tomaron una repercusión mediática incluso superior a la que supieron tener el mismo Barrita o Rafael Di Zeo (aunque éste último sumó mucho con su aparición como conejita de Playboy... y hoy lo esté pagando cabeceando ombligos en Ezeiza).

Desde que estalló el quilombazo post-Mundial entre los dos líderes de la barra de River (con la supuesta mejicaneada de 60.000 dólares por parte los Schlenker, judíos, por supuesto) y mientras se sumaban hechos como la aplicación del derecho de admisión, las pinchaduras a las gomas de los autos del plantel y la Batalla de los Quinchos, el público comenzó a conocerles ya no sólo la cara a estas dos carmelitas descalzas, sino también las voces. Y ya quedaron atrás sus "hazañas" en complicidad (el encontronazo con la hinchada de Newell's en la ruta que dejó a dos pingüinos empetrolados (?), la corrida a los gordos de la segunda línea de la 12 de Di Zeo en el playón de Mar del Plata, el combate con los policías brasileños en el partido contra el Sao Paulo, etc).

Ahora, como otrora supiera hacerlo Al Capone (?), utilizan a los medios para victimizarse, mostrar al otro como "el malo de verdad" e instalar la idea de "lo mío no es para tanto".

Que Alan dice que al único que beneficia la muerte de Gonzalo Acro es a Adrián. Que Adrián llora por su hermano (?) muerto y acusa a los Schlenker de contratar sicarios. Que, a todo esto, la mamá de Alan y William, abogada ella, sale a pedir que se legalice la actividad del barra brava, aunque al mismo tiempo niega que sus hijos sean éso. Y hasta hace un blog para sostener su idea (?).

La batalla ya llegó a otro nivel. ¿Seguirán peleando solamente en Tribunales y en los medios, o tendremos que esperar que, como trascendió, ahora Adrián se cargue al hermano de Alan?

¿Será verdad que uno de los de la banda de Rousseau tiene una enfermedad terminal y pretende inmolarse cual talibán contra el objetivo israelí?

Todo puede pasar, gracias al maravilloso Fútbol Argentino que tanto le da de comer a todo aquel que este dispuesto a dar la vida por la causa. Por la causa del billete.