En los últimos meses, si hay algo de lo que han hablado los periodistas deportivos de nuestro país es, definitivamente, de la posible vuelta de Juan Román Riquelme a Boca Juniors. A partir de esto, se generaron incontables rumores acerca de la manera en que se realizaría la transacción, por cuanta plata, a préstamo, comprando el pase, etc. Vale aclarar que, detrás de Boca, hay una dirigencia que en su momento hizo un esfuerzo y una apuesta casi suicida me animaría a decir (U$S 2.000.000 por 4 meses de préstamo de un jugador siempre es una apuesta fuerte) y le dió un lugar cuando en Europa no era de lo más requerido. Hoy día la situación vuelve a ser la misma: los equipos más grandes de Europa no lo piden, el Villarreal no lo quiere (será porque no quiere "estrellitas" como diría Lavolpe) y el jugador quiere jugar en Boca. ¿Cuál será el impedimento entonces? El de siempre: la plata. Un desafiante, demagogo y cobarde Riquelme, teniendo en cuenta el dinero que sale su sueldo (U$S 9.000.000 por 2 años) lanzó la primera piedra: "si Boca decide traerme, yo juego gratis un futuro tercer año". Ante la palabra "gratis", muchos hinchas boquenses ya estaban levantando la bandera del "Román es de Boca, juega por la camiseta" y demases tribunerismos baratos, pero ¡ojo al piojo! (?) que Romy no está haciendo beneficencia. Está pidiendo 9 palos más lo que vale su pase (alrededor de U$S 12.000.000) del cual sacaría su 15%.
Definitivamente, los jugadores que jugaban por la camiseta, murieron hace rato. A no engañarse...