Gracias a vos

| sábado, julio 01, 2006


Señores, acaba de terminar lo que fue, sin dudas, el mejor partido del Mundial. Un partido en el cual Brasil cayó derrotado por un gol, a manos de la gloriosa Francia. Esa Francia que tiene como estandarte la experiencia, plasmada en jugadores consagrados y con vasta etrayectoria, como Zizou, Vieira, Makelele, etc pero que también tiene nuevas promesas, como una de las posibles mayores apariciones del Mundial: Ribery. Esa Francia a la cual se le criticó duramente por atacar con un solitario Henry, que, a base de offsides, no estaba haciendo un buen Mundial. Esa Francia que venía para dar mucho, que en la primera ronda dió casi nada, y que pasó por la facilidad que le proporcionaron sus rivales. Esa Francia que, realmente, no inspiraba nada verla jugar.
Hacer un resumen del partido es posible, sin dudas. Pero demostrar la superioridad que tuvo hoy el conjunto comandado por Domenech sobre Brasil, y además, que sea creíble por las personas que no vieron el partido, se complica.
Hoy Francia tuvo el dominio del partido durante el 80% del partido diría yo. Pero no tuvo el dominio como quien dice "manejó la pelota". Señores, hoy vimos un Zidane en su esplendor. Un Zidane que acariciaba la bola una y otra vez, la amasaba, la mimaba; es inexplicable. Esa pelota que iba como por inercia hacia sus pies, para que sea manejada por el que hoy demostró que la edad no es nada. Un Zidane que estremecía los huesos verlo jugar, bailando, danzando por la cancha. Que la pedía, la tocaba, ordenaba al equipo. Sencillamente, impresionante. También hay que destacar a dos recuperadores de pelotas como pocos: el gran Patrick Vieira, con esas patas largas, gigantes, similares a tentáculos del más persistente pulpo que habita las profunidades oceánicas; un Patrick que además de recuperar, juega como los dioses, la para, la pisa, amaga, distribuye, todo lo que se le puede pedir a un número 5. Por el otro lado, un Makelele que deslumbró: nuevamente, ha hecho llorar (con seguridad) a aquellos directivos del Madrid que un día decidieron dejarlo ir, por no querer aumentarle el sueldo. Un Makelele que te corre hasta la puerta de tu casa, que no da ninguna por perdida, y que además, se complementa a la perfección con Vieira. Y la frutilla del postre: Ribery. Qué jugador, gente. Se dice que el Real Madrid ya se lo aseguró (y no me extrañaría). Este tipo puede jugar por derecha, por izquierda, por el centro, adelante, en el medio, ayudar atrás: es un todo terreno. Hoy, en la primera parte del segundo tiempo de Francia (que fue, junto a la producción argentina contra Serbia, lo mejor del Mundial) se vió un Ribery mucho más suelto en ataque, encarando junto a Henry a toda la defensa brasilera, que se desesperaba ante cada embate francés. La garra que tiene este jugador, es pocas veces vista. Verlo saltar a cabecear contra Juan (jugador mucho más fornido y alto que él) y ganarle rozaba en lo emotivo. Si habría que compararlo a alguien argentino, diría que es un Sorín (por su entusiasmo) sin el tribunerismo, con mucha más calidad y fundamentalmente, que sabe con la pelota.
Pero no sólo el mediocampo fue una joyita hoy: la defensa de Francia demostró que está a la altura de ser considerada la mejor del mundo. Con un Abidal mucho más controlado en ataque, pero durísimo en cuanto a la defensa, maniatando a un Cafú (que siempre trae complicaciones) y luego a un Cicinho que amenazó seriamente la continuidad de la ventaja francesa en el partido. Un Gallas que sacó todo de arriba y todo de abajo, que cuando pudo salió jugando, y que demostró porque es del Chelsea. Un Thuram que ya, entrado en años, no puede recorrer la banda derecha como antes, pero aporta toda la experiencia desde la posición de marcador central, ordenando al equipo atrás y siendo la voz de mando. Y por último, un Willy Sagnol que, más allá de un nombre espectacular, es otra prueba feaciente de que la edad, si se sabe jugar al fútbol, es lo de menos: iba, volvía, iba de vuelta, volvía nuevamente. Simple como eso: marcar y saber jugar. Todo lo que necesita un lateral.
Para cerrar este recorrido por los mejores de este partido espléndido, el gran Tití Henry: qué delantero. Yo fui uno de los que, luego de la final de Champions, comencé a sospechar si este jugador no era de aquellos que se borran en las difíciles (y de los que abundan). Hoy me demostró que si pensaba eso, estaba equivocado. Se bancó ser uno solo contra todo el batallón carioca e inquietó en cada pelota que tocó. Se abría, se cerraba, bajaba, tocaba con Rybery. Henry se sacó un 10 hoy.
Qué quedó de aquel equipo de la primera ronda, el cual no provocaba ganas de quedarse a mirar un partido suyo, y que todo lo hacía lento? Qué quedó de las voces que decían que Zidane ya estaba retirado (o de aquellos que osaban amenazar con retirarlo) y que ya no era el mismo? Realmente, no lo sé. Pero hoy Francia demostró que sin dudas puede ser uno sino el mayor candidato a ganar la Copa del Mundo.