No digan que no les avisamos

| domingo, marzo 12, 2006

Hubo alguna vez un jugador que comenzaba a llamarme la atención. En casa se compraba Crónica, por mandato populista-timbero de mi abuelo materno. Ya en la reserva de Boca, allá por el '97 emergía entre las listas un apellido por lo menos gracioso. En pleno momento de fama del personaje Riquelme (un amigable paraguayo con frases como "Qué hacéh, lindu"), hacía aparición el "fenómeno oscuro" de nuestra selección.

Desde acá en adelante, no vamos a decir nada nuevo: un jugador de gran calidad técnica, de buen toque y pegada, con llegada al gol. Tampoco es novedad hablar de sus notables desapariciones, de su fútbol demandante de al menos un carrilero y un delantero para engancharle pases, muchas veces lánguido y pausado para los tiempos actuales.

Lo que Riquelme mostró el otro día en Basilea (frente a Croacia) lo pone a un nivel en el que hubiera sido superado hasta por el actual Mago Capria (un 10 que para equipos grandes nunca estuvo). Tapado, tapadísimo, celoso. Un histérico al lado del bólido Messi, a esta altura mucho más talentoso que prometedor.

Y lo peor es que ése "fenómeno oscuro" (que a los 28 no ganó nada en Europa) está destinado a ser el 10 de la selección. Y que nuestro Pekerhombre, ese sencillo hombre de barrio que tranquilamente pudo haber sido actor con Suar, lo banca a muerte.

Aún para peor... les traigo una nota de El Gráfico, en este caso un extracto del 28 de Enero de 1997, donde el Juan Román, probablemente de lo menos locuaz que hay en el fóbal de hoy, nos regalaba una de las frases más reveladoras de su carrera.

Dice la nota: "Romi forma parte de un mediocampo que sólo toca temas melódicos. (...) Tiene 18 años, mide 1,79m y pesa 74,500 kilos.

'¿Así que Veira dijo que me parecía al Gorosito de hace diez años? Me alegro, aunque mi espejo es la Brujita Verón, ¿eh?'"

¡Todo dicho! Marche un Kun a caballos. La copa se gana con atorrantes de potrero, no con histeriquitos fracasados en Europa. De paso, ¿otra vez nos vamos a equivocar con los 10? Cuando tuvo que ser Ortega, lo teníamos a Maradona entre tiza y pañales. Cuando tuvo que ser Gallardo, fue un Ortega desparejo (cabezazo a Van der Sar incluído). ¡En el 2002, exactamente lo mismo!, con un Muñeco pleno y triunfador en Francia. Más allá del invento bielsístico de tirarlo por la derecha al choborra de Ledesma, fue puro humo del 10 que todos querían ver.
Ojalá no vayamos camino al pifie con este "fenómeno oscuro". Después, no digan que no les avisamos.


Juan Román en otra de sus eternas pausas