Jugar a nada

| domingo, marzo 26, 2006



A lo largo de estos últimos años, se fue implementando una nueva moda "táctica" en nuestro querido fútbol argento: las dos líneas de 4 (sea 4-4-2 o 4-4-1-1). Este sistema lo comenzaron a implementar equipos recién surgidos a la Primera División, que, apretados por el Promedio, festejaban cada empate como un triunfo (léase Olimpo, Quilmes, Arsenal, Banfield, Instituto, etc).
A su vez, junto al auge de este sistema táctico, en los cafetines de Buenos Aires (?) la gente comenzó a vislumbrar que algo andaba mal: el fútbol no era lo mismo. Comenzaron las primeras quejas sobre lo mal que se jugaba, lo mucho que se utilizaba el pelotazo, la multiplicación de jugadores para la marca, la desaparición de los queridos enganches y la extrema veneración a la pelota parada. Se decía que el fútbol argentino iba en decadencia.
Yo me pregunto, con toda la sinceridad posible: es casualidad o causalidad? Desde que Directores Técnicos (con miedo a su despido) comenzaron a imponer el 4-4-2 (llámese Alfaro, Gregorio Pérez, Falcioni, Burruchaga, y muchos otros más) el jogo bonito inició su proceso de extinción. Qué pueden aportar equipos que se dedican a defender y ni siquiera apuestan al contraataque? En que pueden ayudar al fútbol argentino equipos y técnicos austeros? Cómo puede dedicarle alguien horas y horas a realizar movimientos de pelota parada, y tan poco tiempo a jugar bien al fútbol?.
El fútbol lindo era el de antes (y pensar que acá a Menotti se lo defenestra).

Mención especial a Gimnasia de Jujuy que, con todas sus limitaciones, apuesta a salvarse del descenso y la Promoción mediante un juego vistoso y ofensivo.