Así es, señores, la Selección Argentina, después de 4 años, volvió a coronarse campeona olímpica derrotando en la final de esta competición al siempre duro equipo de Nigeria. Con un gol de Di María en el comienzo del segundo tiempo, luego de una gran habilitación de messi, el Seleccionado que dirige el "Checho" Batista volvió a repetir el oro que había logrado por primera vez en la historia del fútbol argentino Marcelo Bielsa y sus dirigidos, y vuelve a demostrar la calidad del futbolista argentino a todo el globo terráqueo.
El partido que disputaron en la madrugada argentina el conjunto nacional y su símil de Nigeria no tuvo buen juego, no tuvo calidad ni tuvo destellos de luz (?): era una final y se jugó como tal. Y si el encuentro no fue buen jugado mucho tuvieron que ver las altas temperaturas que se vivieron en Pekín (alrededor de 32º) y la precaución para prever un posible tiempo suplementario. Era totalmente ilógico que, a la 1 del mediodía, y bajo el sol a pleno, cualquiera de los dos equipos saliese como loco a llevarse por delante al rival, cuando todavía quedaba mucho tiempo en juego. Y esto le sirvió a una Argentina que durante todo el torneo desarrolló prácticamente el mismo estilo de juego: mucho toqueteo, mucha posesión de pelota, y a esperar que se abran los huecos para meter el estiletazo y buscar a Aguero o jugar en corto con Messi.
En el primer tiempo lo cierto es que no hubo demasiada emoción. Para graficar esto, basta ver las posibilidades que tuvo Argentina en ataque: una, de la mano del pibe Monzón (¿se irá al Betis finalmente?) con un tiro de media distancia que sacó muy bien el singular arquero de Nigeria (utilizó un coqueto gorrito de lana, para no broncearse de más calculamos). Por el lado del rival, mucho toqueteo intrascendente, muy buen manejo de pelota pero poca agresividad en cuanto a generar situaciones de gol: sólo una, casi de carambola, en donde la famosa frase "3 tiros 1 peso" se aplicaba perfectamente. Afortunadamente para la Argentina, no fue más que un susto. En la segunda parte, Argentina salió con la misma actitud que había demostrado en el primer tiempo, y no se desesperó. Manejó la pelota cuando pudo, y cuando no, se ordenó y esperó a una Nigeria que se adelantaba en el campo de juego, y que se animaba a ir al frente. Sin embargo, muchas veces, en este deporte tan raro que es el fútbol, cuando más buscas, menos encontrás, y esto le pasó a Nigeria que, de estar en una situación de ataque, rápidamente se encontró en desventaja. De un rebote, la pelota le cayó a Messi quien juntó a dos nigerianos, levantó la cabeza y metió un pase hermoso para la corrida de un Di María que venía galopando desde el fondo argentino. Con todo el campo despejado, el ex Central corrió y corrió y, al momento de decidir qué destino darle a la redonda, se puso muy nervioso: la picó magistralmente por encima del arquero.
A partir del gol de Di María, no pasó demasiado en el encuentro, ya que Argentina se dedicó a cuidar la pelota, y Nigeria no tuvo demasiadas ideas. Muchos pases sin destino, mucho pelotazo y fundamentalmente mucho nerviosismo. Había que pasar el rato, para después festejar, y la Argentina lo hizo.
Con fútbol, con garra, con corazón, y fundamentalmente con Lionel Messi, la Argentina volvió a repetir un título tan esquivo en otros años, y además, se tomó revancha de aquella final perdida ante el conjunto africano allá por el 96´. Comienzo redondo para la gestión del "Checho" Batista en el fútbol grande, demostrando que muchas veces la voz de la experiencia de aquel que ya se coronó con un título como un Mundial puede colaborar para generar futuros éxitos. Con figuras excluyentes, sin dudas, como Mascherano (un verdadero patrón) Gago (se consolidó definitivamente) la sorpresa de Pareja (una actuación impecable en todos los partidos que disputó) y la habilidad del mejor jugador del globo terráqueo, Lionel Messi, Argentina ganó, y disfruta el oro.
Alegría Nao Tem Fim...