Corría el año 1999, y el ídolo Boquense venía de anotar 20 goles en un torneo [récord aún vigente] pero ese campeonato ya había pasado. La cita de ese día era 'El Cementerio de los Elefantes', un recinto difícil para cualquier escuadra ya que Colón se hace extremadamente fuerte en su estadio. Martín llevaba en su carrera, hasta ese momento, 99 goles, y buscaba anotar el tan ansiado gol número 100 en Primera División. Lo logró, pero de una forma muy particular: con su rodilla rota. Fue su gol más triste tal vez, a pesar de ser la conquista que todo jugador anhela (él no era la excepción) pero que traía aparejada esta trágica lesión. Pidió el cambio y los goles de Martín se acabaron por 8 meses.
La vuelta fue aún más partícular que el gol número 100. Esto es increíble, emocionante, y en este momento a los hinchas de Boca se les caerá una lágrima o se les dibujará una sonrisa al recordarlo. Esta era la escena: año 2000, cuartos de final de la Copa Libertadores. Boca - River, pavada de partido. En el Monumental, los de Carlos Bianchi perdieron 2-1 [no existía el gol de visitante] y debían afrontar la vuelta en la Bombonera, con un gol abajo. Para darle aún más expectativa, en la semana había trascendido que Bianchi, tal vez, introducía al goleador casi recuperado en el banco de suplentes. Cuando al 'Tolo' Gallego le comentaron esto reaccionó de manera hilarante para con Palermo: "Si ellos ponen a Palermo, yo lo pongo al Enzo", ironizó con risas de por medio. Finalizaba el partido y Boca era ampliamente superior, plasmándolo en el resultado al vencer transitoriamente a su clásico por 2-0. Debía liquídar la serie para no sufrir las chances erradas en su propia meta. Y pasó lo que muchos temían y otros soñaban. Minuto 85' Bianchi llama a Martín Palermo, quien volvía de la casi terminante lesión (que marginó del fútbol a gente como Luis Zubeldía). Lo anecdótico y especial es que Palermo anotó el tercer gol haciendo delirar y llorar al pueblo 'Xeneize' quien festejó con esa victoria, y devolvió no muy sutilmente el comentario a Gallego (en un cantito bastante particular).
Año 2001, Palermo dá el salto que todo futbolista quiere y se va al Viejo Contiente tras su buena temporada en Boca. El destino: Villarreal. Él, fiel a su costumbre, y como no era noticia, anota un gol, pero al Levante, en cancha del equipo recién mencionado. Luego de convertir, festeja su gol con la afición del "Submarino amarillo" pero algo impensado pasó. Tomó su camiseta y, amagando a dársela a los hinchas, los carteles de publicidad (sobre los cuales también se apoyaba la gente) se le cayeron encima, causando la fatídica lesión. Parecía el final de su carrera pero gracias a su esfuerzo y sacrificio, permaneció un tiempo más jugando en España y luego volvió a la Argentina, en donde fue idolatrado en Boca.
Ahora se volvió a ir, ¿Con qué no sorprenderá el gran goleador? ¿Volverá? ¿Superará a Varallo el día de su vuelta? En 6 meses lo sabremos...