Triste

| lunes, octubre 13, 2008


Asco e indignación son algunas de las cosas que provocaron las declaraciones del presidente de Rosario Central, Horacio Usandizaga, en la inauguración de la filial canalla "Mario Kempes" de Funes, ante varios hinchas de esa Institución. Algunas de las frases más controvertidas y repudiables:
"Central va a salir adelante. Va a salir o los voy a matar a estos hijos de mil puta. Jugadores, técnicos o los que carajo sean".
"Estoy caliente porque todas las obligaciones asumidas con los técnicos, con los jugadores, con los empleados, nosotros las cumplimos religiosa y puntualmente. Para eso nos rompemos el culo todo el día. Ellos se tienen que romper el culo cuando entran a la cancha, pero usando la cabeza también".
"Yo dije que era un torneo de transición, pero no significa que estemos jugando como estamos jugando ahora. Estamos jugando para la misma mierda. No hay orden en la cancha".
"Cobraron un millón de dólares por salvarse, no por salir campeón. En mi puta vida vi esa plata junta (?) y eso que soy abogado hace 47 años. Central hizo un esfuerzo económico cuando estaba al borde de la quiebra".
Antes de hacer cualquier juicio de valor sobre estas palabras, solamente pensemos juntos una cosa: esta persona (señor es demasiado adjetivo para un personaje así) fue senador. Entre otras cosas, en su momento declaró que si Menem triunfaba en las elecciones presidenciales él iba a dejar su puesto como senador, algo que finalmente hizo. Nunca tuvo demasiados pelos en la lengua. Antes de llegar a la Presidencia del club rosarino, un argumento que fue su "caballito de batalla" para triunfar en las elecciones fue la intención de desterrar a la barrabrava de Central de los negocios del club (algo que todavía no logró). Hace muy poco, decidió remover al entrenador que por ese entonces era Leonardo Madelón (técnico que salvó del descenso al Canalla) en una salida muy poco clara y entre otras cosas, por no haber puesto a los jugadores que el club necesitaba vender (por ejemplo: Tomás Costa). Todo esto hubiese sido escandaloso para cualquier persona, pero lo que pasó la semana pasada no tiene nombre. Si la AFA no toma alguna medida ejemplar, definitivamente podemos ir despidiéndonos del fútbol tal como lo conocíamos y prepararnos para ver violencia y más violencia, esta vez, fomentada desde la cabeza de los clubes del fútbol argentino.