¿Qué pasa con...los grandes?

| jueves, octubre 23, 2008


Las últimas semanas (o incluso meses) para el fútbol argentino han sido bastante peculiares: los dos clubes más poderosos de la Argentina han demostrado un nivel muy bajo y, por consiguiente, casi se podría decir que están fuera de toda competición. Boca, por su parte, está muy lejos del puntero San Lorenzo, y 2 goles abajo en la Copa Sudamericana (tras la derrota en el día de ayer como visitante ante el Inter de Porto Alegre). La situación de River es aún peor, ya que el equipo de Simeone está en el fondo de la tabla y no amaga a recuperarse, ya que en el día de ayer también cayó por la Copa Sudamericana, de local, y ante un débil Chivas, por 2-1, rescatando un agónico gol en el último instante del partido. Simeone está en la cuerda floja, y los jugadores son duramente cuestionados.
Dentro de la desgracia que puede significar para un club de la importancia de Boca no pelear en los puestos más altos del campeonato, se puede decir que "siempre se puede estar peor" (basta con mirar a su acérrimo rival). Sin embargo, el presente del equipo de Carlos Ischia no es para nada bueno. Con resultados regulares en el torneo local (5 PG, 2 PE, 3 PP) está cuarto en la tabla de posiciones, y a 8 puntos del líder. Con jugadores que han tenido mermas importantes en sus rendimientos (Cáceres, Paletta, Riquelme) y bajas fundamentales (Palermo y Palacio en la mayoría de los encuentros) el equipo del Pelado no ha logrado un funcionamiento aceitado que le permita aspirar a grandes cosas. Los xeneixes empezaron en forma excelente el torneo, ganando sus primeros 4 partidos, pero luego una serie de empates, que se transformaron más tarde en derrotas, complicaron el panorama. Escándalos, cabaret (?), puteríos, jugadores que no se hablan, arqueros colgados, Boca tiene de todo. Para colmo, lo que iba a ser un interés menor, como la Copa Sudamericana, hoy en día se convirtió en algo vital. Pese a eso, Ischia se la sigue jugando con los más jóvenes en la competición internacional, y éstos le venían respondiendo hasta el día de ayer, en donde cayeron pero frente a un rival para nada accesible. La vuelta es en la Bombonera, y veremos si el equipo es reforzado con algún referente de los más grandes. Futuro oscuro para el club de la Ribera si no logra revertir el resultado obtenido en Brasil.
La situación de River, por su parte, es más crítica y preocupante. Con un equipo que no demostró ni 20 minutos seguidos de buen juego (creo que hasta estoy siendo generoso con los números) el conjunto de Diego Pablo Simeone ha logrado llevar a cabo una de las peores campañas de la historia de River. Es increíble que uno baje la vista y vea al club de Núñez cercano a equipos humildes como Gimnasia de Jujuy, Argentinos Juniors o Huracán, teniendo en cuenta que estamos hablando del último campeón. Sin embargo, la gota que rebalsó el vaso para los hinchas, que primero se la agarraron con Ahumada, luego con Simeone y ahora con todo el plantel (?) fue la apática derrota en el Superclásico, en un partido en el que tenían un hombre más, y en donde con un poquito de actitud se podía lograr un buen resultado que alivianara el peso de esta magra campaña. Para colmo, en el día de ayer River puso medio pie afuera de la única competición que le queda por pelear, la Copa Sudamericana, al perder de local por 2-1 ante los mexicanos, que haciendo un juego ordenadito, supieron llevarse un triunfo y 2 goles de visitante importantísimos. Ahora River deberá convertir x2 allá para soñar con la hazaña. La frutilla del postre es la actitud de los hinchas, que en un pedido más hecho en forma de repudio que con la real intención (quiero creer), piden a gritos en cada oportunidad que tienen, la vuelta del último gran ídolo del club, Ariel Arnaldo Ortega, que debiera irse, no por decisión de Simeone como muchos piensan, sino por su propia decisión. Se sabía: si Simeone lo dejaba ir, iba a pagar el costo de ponerse a la gente en contra. Esa gente que con ver a Ortega entrando 10 minutos y haciendo un gol "le perdonaba todo". Sin embargo, esa gente no estaba en el día a día con el jugador ni tenía que controlar a un tipo totalmente enfermo (no se le achaca, pero hay que decirlo). Simeone tomó una decisión para fortalecer su liderazgo para con el plantel, y al parecer le salió mal la apuesta. Últimamente los jugadores de River han tenido actuaciones bastante discretas en lo que a actitud se refiere. Esperemos que no signifique que lo quieren "mandar a dormir" al Cholo...