Sabida es la mala y preocupante situación que vive Blanquiceleste S.A. por estos días (esta denominación no es cargada, sino triste realidad al fin) de la mano de tropiezos futbolísticos que se repiten semana a semana, y también a la nula relación entre los hinchas del ya desaparecido Racing Club de Avellaneda, y el gerenciador de Blanquiceleste Fernando de Tomaso. Alguna vez la bronca fue con el ex gerenciador, otro Fernando pero en este caso Marín, que tuvo que irse en el medio de agresiones y demases. Todo este combo de eventualidades (más el karma propio de ser hincha de Racing) hacen que el clima en el conjunto de Avellaneda no sea el mejor, por eso es que Fernando de Tomaso salió a hablar y dijo lo siguiente:
"Mi antecesor, Fernando Marín, fue muy claro al decir que él venía a hacer negocios. Pero hoy cambió la filosofía de la empresa, porque la misma la dicta el que la dirige"
"La prioridad mientras yo sea presidente de Blanquiceleste es pagar la quiebra de Racing y no hacer negocios".
¿Hacía falta salir a tribunear de esta manera?¿Alguien puede creer sinceramente que un empresario de ley pueda intentar hacer beneficencia y perder plata indiscriminadamente? En cuanto a la veracidad de sus dichos o no, sólo basta con dar una mirada rapidita al pasado y ver los jugadores que se dejaron ir: el "Chaco" Torres se fue libre; Maximiliano Moralez (7 millones de dólares), Diego Crosa (1 millón de dólares), Sergio Romero (2 millones de dólares), Gustavo Cabral (2 millones de dólares) y se acordó la transferencia de Claudio Yacob, en una cifra que aún no trascendió. En este caso no importa tanto la cantidad sino la calidad de jugadores que dejaron a Blanquiceleste al borde del colapso futbolístico, con un técnico que solo puede rezar por alcanzar un lugar en la mitad de la tabla entre tanta irregularidad que abunda, y también soñar con que no le vendan ningún jugador de acá a fin de año.
El fútbol argentino cada día tiene menos seriedad...