¿Qué pasa con los DT?

| martes, octubre 17, 2006


Si paramos la pelota, levantamos la cabeza y observamos los torneos de las tres categorías de fútbol más importantes del país vemos que en estos tiempos se ha incrementado la inestabilidad de los Directores Técnicos que comandan a los equipos participantes.

En Primera División se llevan jugadas once fechas y seis escuadras han cambiado a su entrenador: Belgrano, Central, Colon, Quilmes, Gimnasia de Jujuy y Boca. En la B Nacional, en igual cantidad de fechas ya son nueve los equipos que reemplazaron a su DT: Talleres, Huracán, Aldosivi, Ferro, Ben Hur, Villa Mitre, Platense, Almagro y Defensa y Justicia. Y el promedio se agranda si tenemos en cuenta el Torneo Argentino A en donde ya han sido despedido de sus cargos doce orientadores cuando se llevan jugadas sólo diez fechas.

La urgencia de resultados, la imposibilidad de la mayoría de los clubes de formar equipos realmente competitivos y la falta de trabajo previo con la totalidad de los planteles, son motivos realmente valederos para explicar el fracaso de los profesionales de la táctica pero lamentablemente creo que no son los únicos ya que muchas veces nos preguntamos si ése señor de traje ó buzo que está dando indicaciones al lado del banco de suplentes es realmente capaz de pararse frente a un plantel de más de veinte jugadores de todo tipo y orientarlos dentro del campo de juego.

Hoy es muy común que cualquier jugador que abandona la actividad, haga un cursito de uno ó dos años (ó a veces ni lo haga) y enseguida tome la dirección técnica de un equipo y muchas veces lo haga sin conocer a los mismos jugadores que lo integran, a los equipos rivales y a la categoría que pertenecen y esa ignorancia no tiene otro destino que el fracaso. Otra de las causas que llevan habitualmente a la derrota es la obstinación que tienen en implantar tácticas ó jugadores en equipos que no están preparado para ello (caso que estamos viendo actualmente con Ricardo La Volpe), obstinados en "morir con la suya" antes que cambiar pero olvidándose que son empleados de un club al que tienen la obligación ante todo de hacer sacar los mejores resultados posibles sea cual sea la forma de jugar. Y si por capacidad propia ó simple suerte llegaran a hacer una buena campaña, la mayoría de los DT no dudaría un instante en irse a dirigir a otro club que le ofrezca una mayor remueración económica dejando a la deriva a aquel "proyecto" que seguramente dijo haber enarbolado cuando asumió.

Así es como vemos hoy en día que la inestabilidad de los Directores Técnicos del fútbol argentino se acentúa cada vez más pero no sólo por culpa de los impacientes dirigentes e hinchas sino que también por las actitudes que los mismos entrenadores toman dentro y fuera de la cancha. Y de ellos, solamente de ellos, dependerá que comienzen a respetarlos o sigan bastardeándolos cada día más.
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