Los hinchas argentinos nos mostramos preocupados por la situación actual del seleccionado nacional. Eliminado en cuartos de final del mundial, con un nuevo viejo director técnico sin gran consenso, con sendas derrotas ante rivales del mismo peso futbolístico, con más dudas que certezas en cuanto a los integrantes del equipo y con la jerarquía en franca decaída pienso yo que el equipo nacional no es más ni menos que el reflejo del fútbol argentino todo.
El campeonato local cada día se desprestigia más. Ya no sólo por las crisis económicas de los clubs que acarrea la literal huída al exterior de los jugadores en edad "productiva" y que sólo nos deja para ver a jóvenes promesas, a mediocres consolidados y a maduros ídolos que vienen a gozar de su jubilación anticipada; si no que también debemos agregar a la violencia que cada día toma más fuerza y aleja a la gente de los estadios, a la desorganización que lleva a no saber que día se jugarán los partidos ó a la suspensión de los mismos por falta de luz y como consecuencia ni podemos saber qué equipo es puntero en la tabla y si queremos mirar para abajo, nos encontramos con que tenemos que agarrar una calculadora y promediar los resultados de los último tres años para saber quien se va al descenso.
En cuanto a lo expresamente futbolístico encontramos equipos que juegan a no perder, con la lucha como bandera reemplazando a la del buen juego, con directores técnicos que deben renunciar por perder un partido y ni pueden pensar en un proyecto a largo plazo, con dirigentes patoteros que intimidan a arbitros y arman equipos sin saber si podran cumplir con el pago de lo acordado y firmado y con referees ineptos que ademas son orgullosos y no reconocen errores.
Mi enojo seguramente no cambiará nada de estas cosas ni debo ser el único que piensa así. Lo que si debemos tener en cuenta es que a la hora de rasgarnos las vestiduras porque vemos como la celeste y blanca da lástima por el mundo, tenemos que ser concientes que es el reflejo de nuestro cada vez peor fútbol doméstico.