Nalbandian, campeón del Master de París

| domingo, noviembre 04, 2007


Se veía venir, estaba al caer, se podía oler: David Nalbandian se coronó esta tarde como campeón del Masters Series de París, luego de vencer con claridad, con solvencia y casi sin despeinarse al segundo mejor jugador del globo terráqueo, Rafael Nadal. El unquillense venía de ganarles nada menos que a Roger Federer, número 1 del mundo y llamado a ser uno de los mejores jugadores de la historia tenística, a David Ferrer (luchador incansable) y al talentoso pero de corazón tibio Richard Gasquet (local, con todo lo que eso significa). Gracias a estos dos últimos títulos que consiguió en Madrid y en París, respectivamente, David logró meterse entre los suplentes del torneo más importante del año, la Copa Masters, en Shangai.

Tanto se habló durante todo el año del pésimo estado físico que tuvo el alguna vez finalista de Wimbledon, de sus escapadas nocturnas, de su sobrepeso y de tantas cosas más, que pareciese ser una especie de "revancha" para sus detractores estos dos últimos títulos en seguidilla que consiguió, ganándole 2 a veces al Nº1 y 2 del mundo, y 1 vez al Nº3. Sin dudas, si Nalbandian hubiese entrado directamente al cuadro de la Copa Masters, me animo a vaticinar que hubiese sido el campeón. Por el nivel de juego que logró en este último mes, por las ganas con las que juega cada partido, por lo que corre, por el hambre de gloria y, fundamentalmente, porque está motivado. Sin embargo, David tiene una particularidad especial, y es que todo lo malo y lo bueno que le pasa en cuanto a su carrera, es por obra y gracia de...él mismo. Si él hoy no está preclasificado para la Copa Masters y debe esperar a que se baje alguno, es porque así lo quiso. Probablemente parezca poco profesional, pero David ha elegido una vida como deportista que alterna momentos de sacrificio con momentos de "livin´ la vida loca" (?) Él eligió un modelo de vida que incluye motivarse en las paradas más bravas, y relajarse en las demás partes del año. Pareciese ser que no se desvive (como Nadal, por ejemplo) por llegar al puesto número 1 del ránking, por ganar Roland Garros o por ser el mejor de la historia; él solo quiere jugar. A veces tiene más ganas de entrenar, otras tiene más ganas de festejar (?). El nacido en Unquillo es así: tómalo o déjalo. Hoy le ganó 6-4 y 6-0 (sí, leyó bien) al único jugador llamado a pelearle el puesto más alto en el ránking de la ATP al suizo Roger. Mañana, quién sabe que hará...