Dos caras

| miércoles, marzo 11, 2009


Mucho se ha hablado durante todo el día de hoy, y durante el final del día que ya pasó, sobre la renuncia de Juan Román Riquelme al Seleccionado Nacional. Es importante destacar, como primer punto, que existen los grises, y que así como no puede ser uno tan cuadrado como para no aceptar que en algún sentido fue llevado a tomar esta decisión, tampoco puede serlo para reconocer que finalmente el jugador tomó la misma. Es cierto, en última instancia, el que dijo que no quería formar parte de la Selección Nacional fue JRR, cansado de las críticas del mundillo futbolístico y, ahora, también de su técnico Diego Armando. Sin embargo, todo tiene un trasfondo, y es vital que sepamos entender que esta historia se divide entre las formas y el contenido. La parte sustantiva y la parte adjetiva.

Por un lado, es coherente aceptar que la parte objetiva de los comentarios que hizo Diego Armando Maradona en el programa "Gol de Medianoche" (que ahora será un poquito más famoso gracias a que el amigote del Diez Palacio lo llevó el otro día) no significaron mentiras. Maradona, contrario a lo que yo (y varios) pensábamos, ve el fútbol muy claro, y dijo lo que no muchos periodistas "amiguistas" se animaban a decir: Riquelme está jugando mal. Y Riquelme juega mal desde el momento en que deja de ser útil y se transforma en un intrascendente o, aún peor, en un obstáculo. Cualquiera con un poquito de fútbol encima podía ver que, desde la Copa América, el ex Villarreal no ha realizado tareas que beneficien a la Selección dentro del campo de juego. ¿Cuantos partidos ha jugado realmente bien el actual jugador de Boca? ¿En cuantos ha sido útil? El mejor ejemplo para reforzar este concepto fueron los Juegos Olímpicos, en donde se vió a un Messi brillante (todavía no reconocido del todo por el periodismo y sus intereses) y por el otro lado se vio a un Riquelme que pasó sencillamente desapercibido. ¿Por qué? Porque hacía justamente eso que hoy Diego le critica: se ponía a dar vueltas ente Gago y Mascherano, entorpecía la salida, y dejaba al equipo partido. Si uno pone un doble cinco, es consciente de que quiere salida a través de alguno de ellos dos. En este caso, el manejo de pelota en el medio estaría a cargo del que más aptitud para realizar esa tarea tiene y que es Fernando Gago. Sin embargo, la imagen de Román bajando a tomar la pelota para dar un pase atrás u horizontal fue recurrente, y no le aportó absolutamente nada de vértigo. Diego lo que no quiere es justamente esto: que Riquelme se estanque (¿debería decir "no quería" y cambiar al tiempo verbal pasado?). Los comentarios fueron únicamente expresiones de verdad pura, que por tan pura muchos riquelmistas (más riquelmistas que Riquelme, dirían algunos) no quisieron aceptar. No es un pecado darse cuenta que alguna vez un jugador puede no jugar bien, ni aún en el club donde es ídolo y, a esta altura, dueño. Lo que dijo Maradona, en su faz objetiva y futbolística, fue totalmente cierto y no admite refutación.

Por el otro lado tenemos la cuestión más complicada de dilucidar que es la mediática y la de las formas de expresar el mensaje. Acá es cuando las aguas se dividen, y aquellos que se emparentan con la bandera xeneixe generalmente salen a apoyar a uno de sus máximos ídolos, y a argumentar que a Riquelme no le dieron opción y que lo empujaron a irse. Por otro lado, el resto de los mortales, que siempre tuvieron una visión un poco más objetiva del caso y sin estar contaminados por los sentimientos, en su mayoría aceptaron con alegría la decisión del 10. Ahora bien: ¿quién tiene razón? En este aspecto, es difícil saberlo. Por un lado, el consenso general dice que probablemente lo más diplomático hubiese sido que un comentario como el que emitió Maradona sobre el juego de Riquelme se dé en un ámbito privado. Sin embargo, por el otro, y creo que esto es muy importante, hay que destacar que se confundieron las cosas. Riquelme salió a hablar de "códigos diferentes", y cuando hace esto, yo me pregunto: ¿de qué codigos estamos hablando? ¿Acaso Diego Armando acusó a Juan Román de embambinarse un pibe en Casa Amarilla? ¿O de darle máquina a la Dalma? ¿No habló de fútbol? La realidad es que, como bien dijo Diego, si él no puede hablar de SUS jugadores (porque Riquelme también era SU jugador, y lo expresó en varias ocasiones) ¿quién va a poder hacerlo? ¿Hacía falta llamarlo a Riquelme para decirle este pequeño comentario que hizo? ¿Qué tan ridículo puede ser pensar que no se lo haya dicho antes de todo esto? Como a muchos, a mí sinceramente me parece que atrás de la segunda renuncia de Juan Román Riquelme a la Selección hay otros argumentos, que no tienen que ver tanto con esta última aparición mediática del mayor ídolo del fútbol nacional, y que pasan por la visión a futuro. Teniendo en cuenta un panorama complicado, con Messi, Aguero y Tévez intentando imponerse como un trío de temer, con un grupo en la Selección que no quería a Riquelme (mayormente por su indiferencia y la cantidad de licencias que se le brindaron en su momento con Pekerman y luego aún más con Basile) con un Maradona que no se deja influenciar por nadie y con más de 30 años en el lomo, Riquelme no quiso más problemas y, como alguna vez justificó en base a la salud de su madre, ayer dijo "basta". Es esta decisión, la de decir basta, que hay que respetar (en mi caso, también agradecer). Como cualquier otro jugador, Riquelme está en todo su derecho de no querer jugar para el Seleccionado Nacional y que el tema se termine ahí. El problema se da cuando, en lugar de aceptar las críticas del Diez (que sin dudas fueron constructivas, no hubo un tono agresivo en las mismas) el jugador elige quedar como víctima ante las cámaras, y se va sin que lo echen. ¿Hubiese sido titular Riquelme en el Mundial de Sudáfrica 2010? ¿Hubiese incluso ido? Imposible saberlo, pero las posibilidades, con un tipo fuerte de personalidad que no se casa con nadie como Diego, eran más remotas. A partir de la salida de Basile, Riquelme se sintió bastante desprotegido, al venir de una época en la cual era amo y señor y se jugaba a lo que él quería. Era notoria la desconexión entre su persona y Lionel Messi a la hora de jugar en el mismo equipo. ¿Eran sólo dificultades futbolísticas para conectarse, o Román no quería perder su lugar de privilegio?

Una de las cosas que más se le criticaron a Diego y que él mismo aceptó en varias ocasiones es su verborragia y el no saber quedarse callado. Siempre tiene una palabra de más. Siempre es un poquito más mediático que el resto. Siempre redobla la apuesta y siempre es Maradona. Es así. En este caso, quedó demostrado. Ahora bien, la pregunta que yo me hago es otra: ¿fue para tanto? ¿Riquelme renunció por el comentario de Maradona en un programa de televisión? Lo dudo. Acá hubo una lucha de egos y de divismos, y en eso, se sabe, tiene las de ganar el que tiene el control. A raíz de esto, Riquelme quiso evitar la exposición pública y se bajó del barco, desafiando al Diez, y demostrándole que no es el único que tiene personalidad. ¿Está bien? ¿Está mal? El tiempo lo dirá...