Costas se fue de Racing, abandonó Blanquiceleste y el Cilindro de Avellaneda, junto a un plantel que en alguna manera, supo conformar. Quiso a los paraguayos, le trajeron a los paraguayos. Quiso al chileno Navia, se lo trajeron. Quiso a Arrieta, también está. Sin embargo, nunca le encontró la vuelta al equipo. Mucha pasión, mucho furor y mucho "tribunerismo" en un técnico que, más allá de las buenas campañas que realizó en Paraguay (y no voy a usar la tristemente célebre frase "sin desmerecer" a Paraguay porque se sobreentiende que el nivel del fútbol argentino es 3 o 4 veces mayor al de Paraguay) en Argentina nunca demostró capacidad, que es lo fundamental para ser un buen DT. Cuando tuvo que aportar calma, aportó nerviosismo. Cuando tuvo que aportar conocimiento, al parecer no supo darlo. Y si encima le sumamos a esta situación el hecho de que el plantel de Racing debe ser uno de los planteles con mayor puterío interno (desde el Vélez de Castromán, Roly Zárate, Gracián y compañía) el combo nos es muy nuevo. Se sabe que los referentes del plantel (léase el Piojo, Sava, Bastía, etc) no bancaban al DT en las últimas fechas, como tampoco bancaron a Merlo (¿casualidad?). Es decir, en el fútbol de hoy, si no arreglás con los más "experimentados", no podés ser DT. Lejos quedaron los tiempos en los cuales el técnico era el amo y señor del equipo, y el decidía quien entraba y quien salia, quien se quedaba sin jugar por llegar tarde, etc. Ahora todos estan presionados por gerenciadores que les traen jugadores y los obligan a poner a "X" jugador o a "Y" jugador; por jugadores mismos que, en base a su extensa trayectoria, los presionan para que los pongan porque sino "les tira el plantel en contra"; en fin, lo de siempre, lo del fútbol argentino.
Me animo a decir que lo de Costas en Racing fue malo, básicamente porque, cegado por su fanatismo por la Institución, llegó un DT que hacía rato no dirigía en Argentina, y hacía varios años que no lo dirigía a Racing, un club muy diferente del cual él conocía. Llegó prometiendo campeonar (como diría Ricardo Lavolpe) y se va a un punto de la Promoción y con el equipo en llamas, abandonando el barco cuando se hunde. Es cierto, algunos argumentarán la ida de Maxi Moralez (como si fuera el nuevo Messi), el "semi" golpe de Estado que le quisieron hacer con Mohamed, o bien la deuda que el club mantenía con el DT. En esta situación hay varios en el fútbol argentino, y sin embargo, no se escapan...