El momento financiero de los clubes argentinos y la solución al problema

| jueves, julio 23, 2009


En estos últimos días fue usual ver a la mayoría de los diarios, programas de televisión o radio, plagados por este ¿nuevo? fenómeno que se vislumbra en nuestro fútbol argentino y que tiene que ver con las deudas que mantienen los clubes con sus jugadores. Desde los medios, pareciera que nos intentan vender una película como nueva, cuando ya se estrenó hace rato, y se vio en decenas de instituciones. El tema de los clubes inhibidos por las deudas que sostienen con sus empleados no es novedad, y es pura y exclusivamente culpa de los dirigentes que tenemos.

El caso modelo, hoy por hoy, de lo que no se debe hacer al manejar una institución se refiere al Club Atlético San Lorenzo de Almagro, uno de los denominados grandes del fútbol argentino (más allá de los logros internacionales que haya o no logrado). En su afán por lograr este objetivo que se transformó en obsesión (la Copa Libertadores de América) Savino accedió a recibir jugadores de renombre que Tinelli acercaba (en forma totalmente limpia, uno quiere creer, y sin intereses personales en juego) y descuidó la economía del club. El comentario de la mayoría de los hinchas del fútbol argentino cuando CASLA intentó 2 veces (2008 y 2009) armar una especie de Dream Team era: ¿cómo harán para pagarle a los jugadores? D´alessandro, Bergessio, Ledesma, Botinelli, Silvera, más algunos contratos altos del club (Orión, Aureliano, A. González, etc.) solo fueron algunos de los nombres que estuvieron bajo la controversia. Las ediciones de la Copa Libertadores pasaron y los éxitos nunca llegaron. Recordado es el escándalo que se armó previo al partido de vuelta ante la Liga de Quito (campeón 2008 de la Copa) por temas monetarios, algo que no cayó bien en los hinchas azulgranas. Hoy por hoy, San Lorenzo está pagando este “veranito” que decidió tener, sin pensar en las consecuencias, con el pase de algunos jugadores que, en otro momento y en otras circunstancias, podrían haberle significado generar ingresos (A. González, Tula, Orión, etc.). La mayor crítica que uno recibe cuando expone el claro problema que tuvieron los de Boedo viene por este lado: “se critica algo que, de haber tenido éxito, hubiese quedado en el tintero”. Y acá es cuando está la gran equivocación. Cualquier futbolero de ley, que tenga que administrar las cuentas en su casa, se da cuenta que un éxito deportivo pasajero no justifica una economía desprolija. Existen cientos de casos en este sentido (pregúntenle a Quilmes como terminó luego de jugar la Copa Libertadores o al Vélez post 90, con contratos millonarios para las estrellas que permanecieron en el club) pero lo importante es destacar y hacer foco en lo siguiente: se gane o se pierda, el camino que tomó San Lorenzo y también varios clubes más (Independiente en el 2002) es errado. El futuro está claro: orden, prolijidad e inferiores.

Acá es cuando aparecen aquellos clubes que, hoy por hoy, se puede decir que son sanamente envidiados por los hinchas de instituciones desordenadas: Lanús, Vélez y Estudiantes. El camino de los dos primeros es bastante similar, con el equipo del Sur tomando esa forma de conducir que había tenido Raúl Gámez en el club de Liniers, y apostando a ese patrimonio del club tan importante, el MÁS importante, que se llaman “inferiores”. El equipo que ahora conduce Zubeldía tuvo que estar bastante mal para darse cuenta que dejar que Gorosito en su momento (o quien fuere) trajese a Fioretto, Tilger u otras glorias del fútbol argentino (?) no era el camino correcto, y si lo era apostar a lo propio. Vélez, sin ir más lejos, tuvo una época nefasta, luego del campeonato logrado en el 98´, debido a los sueldos excesivamente altos de jugadores veteranos y vetustos en cierto modo como Zandoná, Sotomayor, Cardozo, Compagnucci, Morigi, etc. y no tuvo otra opción más que dejarlos libres y empezar de cero. Resignó éxitos deportivos por varios años (2000 al 2005) y dejó de incorporar prácticamente jugadores, para nutrirse solo de sus inferiores. Hoy por hoy, la forma de mantener la economía de un club es invertir en sus juveniles, y, le pese a quien le pese, vender 1, 2 o 3 jugadores por año para paliar el déficit crónico que tienen absolutamente todos los equipos del torneo argentino. ¿Qué debería ser diferente? Seguro, pero es claro que un dirigente debe pensar con la cabeza y no con el corazón. No se puede hipotecar un club en pos de un sueño que para nada está asegurado (ver caso San Lorenzo) y tampoco se puede gastar a diestra y siniestra, en jugadores varios (caso de Independiente) solo para ver si uno tiene suerte. Que se entienda de una vez por todas: la improvisación no le gana al orden institucional. Los éxitos deportivos, cuando un club está ordenado, llegan tarde o temprano. Los engendros multimillonarios históricamente no han resultado (preguntarle al Dream Team de los Zidanes y Pavones) y en este momento la crisis no permite siquiera pensar en otra salida que no sea el ahorro y la organización. Es la única forma de asegurarse algo tan importante como la continuidad y la estabilidad.

Para otro momento quedará el análisis de lo válidos o no que pueden ser los reclamos de aquellos jugadores que piden aquello que se les prometió (¿eran conscientes de que iba a ser casi imposible cobrarlo? ¿Por qué firmaron igual?). Hoy por hoy, la AFA debe poner mano dura y, si los clubes no saben administrarse, debe marcarles el camino a seguir o dejarlos de lado. Los clubes no deben entrar en una vorágine monetaria ridícula, y no se pueden jugar el prestigio que forjaron a lo largo de toda su historia sólo para conseguir éxitos deportivos. También vale la aclaración del poco control de las gestiones que se realiza una vez finalizadas las mismas. Hoy por hoy, un dirigente puede hacer desastres al mando de una institución, y salir impune por esto.

Cada pueblo tiene el gobierno que se merece”… ¿Será igual con el fútbol y sus dirigentes?

(Post originario de "http://doble-5.blogspot.com", gran agradecimiento a NoTe)