Desde el mismo momento en que quedamos eliminados con Alemania estuve dando vueltas sobre asunto : ¿qué voy a decir ahora sobre Pekerman? ya que por lo menos a mí, la labor del DT me dejó satisfecho, a pesar de la desconfianza que me generaba y la gran cantidad de críticas que le había formulado a él y a su equipo en la previa.
Y eso me llevaba a un punto de análisis anteriori: ¿se le pueden reconocer aciertos a alguien a quien se criticó, sin caer en el remanido panquequismo argento?
Para responder a este interrogante, hice el siguiente ejercicio, el cual invito a realizar al que así lo desee: evaluar qué críticas se le formulaban al equipo y al DT en lo previo al mundial y compararlo con lo realizado en Alemania: si la buena labor argentina respondía a mejoras en esos puntos criticados, no había panquequeada alguna, ni necesidad de banderas pidiendo perdón, sino tan solo se debía un reconocimiento a la buena tarea realizada.
Así pues, a por ellos: Uno de los puntos más flojos del rendimiento argentino antes del mundial, fue la falta de una idea de juego definida. Los amistosos previos y los últimos partidos por eliminatorias, mostraban a un equipo que variaba mucho su performance según jugara de local o de visitante; que no podía sostener el resultado favorable; que le costaba demasiado asumir el control y el protagonismo de los encuentros; que el ritmo era terriblemente lento y cansino; que parecía haber jugadores con coronita a quienes el DT no relegaría nunca; que se corría el riesgo de la dependencia de Riquelme en la creación de juego, etc
Pues bien, una vez comenzado el Mundial, en el verde césped la verdad fue otra: En todos los partidos argentina asumió el rol de protagonista. Aunque por momentos haya sido superado por el rival de turno, la actitud del equipo fue casi siempre la de ir al frente, tratando de asumir el control sicológico del partido. Una vez en ventaja, supo cuidar los resultados (salvo el partido con Alemania, hay que reconocerlo), sin regalarse por atacar a lo pavo, ni suicidarse colgandose del travesañó (salvo un ratito contra Costa de Marfil). Además, a Pekerman no le tembló el pulso para dejar afuera al Cuchu, uno de sus preferidos y de exponer públicamente el mal campeonato de Riquelme reemplazándolo en el último partido. Asimismo, se notó una planificación de cada partido en particular, y se adaptó la táctica y la estrategia dependiendo del rival de turno, algo que mucho se le reprochó a Bielsa (en este punto tal vez la haya pifiado con el planteo amarrete contra Alemania, pero el planteo estuvo, y casi le sale bien)
En el rubro del Debe, quedan puntos oscuros como no haber llevado recambio en algunos puestos clave (volantes de recuperación y marcadores de punta con proyección) y la real falta de una variante de creación de juego ante la eventual baja de Riquelme (el famoso plan B)
A modo de balance y sentencia, por lo menos para mi forma de ver las cosas, creo que esta selección dejó una buena imagen del fútbol argentino en Alemania. Y al DT le digo:
José: Si querés, renunciá, si querés, quedate; de todas formas, te digo Gracias. Estamos en paz y no hay reproches.
Y eso me llevaba a un punto de análisis anteriori: ¿se le pueden reconocer aciertos a alguien a quien se criticó, sin caer en el remanido panquequismo argento?
Para responder a este interrogante, hice el siguiente ejercicio, el cual invito a realizar al que así lo desee: evaluar qué críticas se le formulaban al equipo y al DT en lo previo al mundial y compararlo con lo realizado en Alemania: si la buena labor argentina respondía a mejoras en esos puntos criticados, no había panquequeada alguna, ni necesidad de banderas pidiendo perdón, sino tan solo se debía un reconocimiento a la buena tarea realizada.
Así pues, a por ellos: Uno de los puntos más flojos del rendimiento argentino antes del mundial, fue la falta de una idea de juego definida. Los amistosos previos y los últimos partidos por eliminatorias, mostraban a un equipo que variaba mucho su performance según jugara de local o de visitante; que no podía sostener el resultado favorable; que le costaba demasiado asumir el control y el protagonismo de los encuentros; que el ritmo era terriblemente lento y cansino; que parecía haber jugadores con coronita a quienes el DT no relegaría nunca; que se corría el riesgo de la dependencia de Riquelme en la creación de juego, etc
Pues bien, una vez comenzado el Mundial, en el verde césped la verdad fue otra: En todos los partidos argentina asumió el rol de protagonista. Aunque por momentos haya sido superado por el rival de turno, la actitud del equipo fue casi siempre la de ir al frente, tratando de asumir el control sicológico del partido. Una vez en ventaja, supo cuidar los resultados (salvo el partido con Alemania, hay que reconocerlo), sin regalarse por atacar a lo pavo, ni suicidarse colgandose del travesañó (salvo un ratito contra Costa de Marfil). Además, a Pekerman no le tembló el pulso para dejar afuera al Cuchu, uno de sus preferidos y de exponer públicamente el mal campeonato de Riquelme reemplazándolo en el último partido. Asimismo, se notó una planificación de cada partido en particular, y se adaptó la táctica y la estrategia dependiendo del rival de turno, algo que mucho se le reprochó a Bielsa (en este punto tal vez la haya pifiado con el planteo amarrete contra Alemania, pero el planteo estuvo, y casi le sale bien)
En el rubro del Debe, quedan puntos oscuros como no haber llevado recambio en algunos puestos clave (volantes de recuperación y marcadores de punta con proyección) y la real falta de una variante de creación de juego ante la eventual baja de Riquelme (el famoso plan B)
A modo de balance y sentencia, por lo menos para mi forma de ver las cosas, creo que esta selección dejó una buena imagen del fútbol argentino en Alemania. Y al DT le digo:
José: Si querés, renunciá, si querés, quedate; de todas formas, te digo Gracias. Estamos en paz y no hay reproches.