Carta a Fabbiani

| martes, febrero 17, 2009


Sr. Fabbiani o a quien corresponda:
Me dirijo a Ud. a fin de comunicarle (me tomo el atrevimiento de llamarlo así) ciertos pensamientos que me han sido inevitables durante estos últimos meses. Inevitables digo, ya que muy oportunamente se ha hecho presente en cada radioemisión, televisación, debate y charla de café de nuestro querido territorio nacional.

Su reciente incorporación al club River Plate no me ha sorprendido en absoluto. Felicitaciones aparte, la falta de sorpresa se debe a que creo atinada la contratación de un jugador de su calidad, quizás uno de los pocos aciertos de la gerencia actual. Con esto, deseo que comprenda que el hecho de que personalmente haya dado parte a cada periodista, oyente, en fin, a cada humano que poseyera el don de la audición de su negociación con el correspondiente club me genera una grata sensación además de creer firememente que de todas maneras habría sucedido.

Quería comentarle que como rosarino, fuí fiel testigo de la gran aceptación y alegría que generaron sus palabras luego de convertirle un gol a Rosario Central el pasado fin de semana con el cual su equipo venció al auriazul en su propio estadio. Paseando por la zona residencial de Empalme Graneros, más conocido como "Barrio Canaya" (si, con i griega), la amigable gente de la parte central de la tribuna oeste o "popular local" apodados afectivamente "Los Guerreros", le envían cálidos saludos y esperan verlo pronto por allí. Ni hablar de los leprosos, rebosantes de orgullo luego de ver cuánto usted estaba dispuesto a resignar para permanecer en la institución.

Finalmente, quizás la parte que más usted desea, es mi apoyo incondicional para su inminente convocatoria a la selección nacional. A un hombre del olfato de Maradona no se le escapará semejante talento...usted lo sabe... él lo sabe.

Su humildad, perfil bajo, fair play y bondad, claramente reflejado en el hecho de que su ex mujer jamás haya declarado nada contraproducente para su persona, sino que muy por el contrario no deja de admitir cuánto se arrepiente de no haber estado a la altura de las ciscunstancias, son un ejemplo para esta sociedad corrompida y un mundo deportivo cada vez más ambicioso e individualista.

Saludos y prosperidad.