3er partido del triangular: Boca 0 - Tigre 1

| miércoles, diciembre 24, 2008


En un partido por demás extraño, cuyo desarrollo a lo largo de todo el encuentro había sido levemente favorable para el equipo de la Ribera, Tigre tuvo unos últimos 15 minutos infartantes en los que el milagro estuvo al alcance de la mano, pero también en donde las carencias propias y la ausencia de algunas de sus figuras (caso de Morel, quien jugó el triangular y no se notó) sumado a una fatiga que se evidenció sobre el final no permitieron la hazaña. Por el lado de Boca, sin Riquelme y sin Vargas, Gracián pudo hacerse dueño de la pelota pero no supo como resolver determinadas situaciones claves que podrían haber sentenciado el encuentro y el campeonato. Es sabido: Leandro necesita varios partidos para aclimatarse y para entrar en ritmo futbolístico, y este Boca, con Riquelme, muy difícilmente pueda dárselo. Desde sus comienzos en Vélez, el confeso hincha de Boca y admirador de JRR sufrió de estas lagunas y de una inconsistencia alarmante en algunos casos, hasta el campeonato en que se destapó (Clausura 2005). Vale aclarar también la actuación nuevamente de Cáceres, el mejor jugador, junto a Battaglia, de este triangular, y el liderazgo de Morel. Sin ser un homenaje al fútbol, Boca perdió pero fue el campeón. Tuvo partidos buenos, tuvo partidos muy malos, y ganó un partido y perdió otro, como sus dos rivales. Un solo gol separó la gloria de la decepción. Así es el fútbol.
Sin dudas la noticia del partido la dió (nuevamente) el arquerito (que denominación despectiva ésta) Javier García, quien cometió un error grosero (nuevamente) e hizo peligrar el título de Boca. En una jugada tranquila, un centro que arribaba al área chica (la cual siempre es del arquero) el amigo de Caranta no se animó a chocar con Lázzaro, y ese temor se transformó en la victoria parcial de Tigre. La realidad es clara: si no hubiese sido por esta situación, Tigre no había llegado prácticamente nunca al arco xeneixe. Sin embargo, a partir del gol, todo cambió, y el miedo se hizo presente en los hinchas boquenses. Ante esta situación, y viendo que el campeonato se le podía ir de las manos, Ischia mandó a buscar a Josué Ayala y lo hizo debutar en Primera en una final. La cara de Javier García lo decía todo: lágrimas en los ojos, tristeza en todo el cuerpo. Se dice que el arquero habría pedido el cambio por una supuesta lesión (pubialgia) que lo venía aquejando; parece más una justificación que una realidad. Ischia en este caso tenía 2 opciones: proteger al pibe que empezó a jugar este campeonato, o, en su defecto, salvarse el propio futuro y asegurar, sacando de la cancha a un pibe emocionalmente destruido, con grandes chances de sufrir otro error grosero. El "Pelado" eligió la segunda, y, personalmente, creo que hizo lo correcto.
Terminó por fin el campeonato, y muchos periodistas deportivos podrán empezar a planificar sus vacaciones. Boca fue un digno campeón, y sin destilar buen fútbol ni ser la Naranja Mecánica, tuvo más plantel que el resto (salvo San Lorenzo) mechó algunos pibes del club y se bancó el puterío que generó Juan Román Riquelme. Ojo, entre las malas, también está la decisión de Carlos Ischia de separar a Caranta por expreso pedido de JRR, y de esa situación también deviene la responsabilidad de los errores de García. Se sabe: el niño mimado del club tiene mucha injerencia en todo, y cuando se contrató a Ischia, se contrató a un tipo manejable. Por citar un ejemplo: si Cáceres, luego de que lo dijese en una radio paraguaya, siguió jugando y no fue desafectado, fue únicamente porque no habían más defensores disponibles, sino la escoba de JRR pasaba por ese lado también.
Felicidades Boca Juniors, campeón del Torneo Apertura 2008.