Las cosas como son

| sábado, octubre 25, 2008


Con ritmo de cuarteto, David Nalbandian lustró la pista frente al chico de Tandil que con paso cumbiero terminó a destiempo un baile que estuvo por encima de sus cualidades.

El orgullo del cordobés se vio herido tras el último encuentro entre ambos donde Del Potro se llevó la victoria. Teniendo en cuenta que quien metió a Argentina en la final de la Davis fue la joven promesa y que el Rey perdió allí mismo su invicto de local en Copa Davis, el amor propio fue el trampolín necesario, y la categoría del unquillense se impuso en tan sólo 80 minutos y por un doble 6-4.

Se volvió a ver intacta la muñeca de quien tras hoy, sigue siendo el mejor tenista argentino en actividad. Nalbandian puso al pibe en su lugar, le mostró que sigue siendo el nº 1 , además de dejar en claro cuánta pasta le falta para conseguir sus pergaminos.

Manejó el ritmo, lo hizo correr de punta a punta y fue contundente en momentos decisivos. Casi no tuvo chances Delpo, que a pesar de su buen momento y mucha voluntad no logró inmutar a su rival.

De todas maneras, Nalbandian le hizo un favor al lungo tandilense que de ganar este encuentro, se cargaba una mochila demasiado grande para su aún no preparada cabeza. El tenis es un deporte netamente psicológico, y en ésta categoría sólo la experiencia logra una diferencia.