Sin fútbol y sin corazón

| jueves, septiembre 11, 2008


Muchos nombres, muchas individualidades, muchas estrellas que cobran sumas increíbles de dinero. Ningún equipo.
Lo expuesto en el campo de juego por la Selección Argentina fue sencillamente lamentable. Una persona que no conoce el deporte distingue un montón de hombres corriendo detrás de una pelota sin el más mínimo orden, sin la menor idea de lo que está haciendo o de cómo lo está haciendo.
Es imposible analizar el esquema táctico llevado a cabo por Basile, ya que no hay. Es imposible detenerse a explorar las variantes estratégicas que expone Basile, ya que no existen. Es imposible vislumbrar un orden y una identidad futbolística en esta Selección, ya que no hay.
Pero muchas veces cuando estas cualidades o ideas escasean, aparecen el carácter, la actitud, el corazón de los jugadores que equilibran las carencias anteriores y revierten la situación; el problema es que tampoco existe ninguno de estos adjetivos mencionados, y es realmente frustrante.

Cuatro partidos sin ganar, una racha negativa histórica en una eliminatoria. Sin embargo, y luego del mamarracho frente a los ecutorianos, uno pensaba que el "buen" partido realizado ante el peor Brasil de la historia y la "remontada" protagonizada frente a Paraguay, catapultarían al equipo de Basile hacia una recuperación tanto anímica como futbolística. Pero no fue así, en absoluto.

¿El rival? Perú. Un seleccionado cuyo fútbol se encuentra en total decadencia y que está casi descartado para ir al mundial por su propia gente. Ese es el rival ante el cual Argentina jugó un encuentro patético.
Pero más allá del caos táctico expuesto en el verde cesped, hay que analizar la mediocre actuación de los pratagonistas dentro del mismo, claro. Un Messi que corre hacia adelante sin rumbo, perdiendo el 95% de las pelotas; un Riquelme cada vez más impreciso en sus pases y con un ritmo extremadamente cansino; un Aguero que de su soledad hizo un letargo; un mediocampo sin participación en ataque, con Gago como figura sin hacer demasiado y con un Battaglia lamentable. Quizás lo más rescatable venía siendo el sector defensivo, con Daniel Díaz muy sólido al igual que Demichelis y Coloccini; pero esa solidez se opacó notablemente con la imperdonable desatención defensiva en la última jugada del partido.

Párrafo aparte para las variantes -de jugadores, ya que tácticas no existen dentro de un equipo de Basile-. Primero: se lesiona Jonás Gutiérrez, un jugador con mucho recorrido, e ingresa Battaglia, volante central aguerrido y de marca. De esta forma se alineó un mediocampo con tres número 5 naturales. ¿De qué sirve esto? De nada, ya que Perú no atacaba con más de dos hombres, por lo que no hacía falta un bloque defensivo tan amplio.
Luego, el ingreso de Denis por Aguero, cuando el inconveniente pasaba, justamente, por la falta de compañía del ex hombre de Independiente. Con esta variante lo único que se hizo fue mantener la soledad constante del único delantero de punta. Desinteligencia clara.
Más tarde, y cuando había que mantener la posesión del balón ante un equipo desesperado y sin la más mínima idea, ingresa Zabaleta por Cambiasso, para ocupar una suerte de 4-bis al lado de Zanetti. Uno se pregunta cual es el fin de ello cuando el gol se genera puntualmente por ese sector. Inentendible.

Empezamos hablando de la falta de táctica, estrategía e identidad futbolística de este equipo y no hay otra alternativa que cerrar la misma haciendo hincapié en el mismo aspecto, ya que de seguir con este caos integral el rumbo de este seleccionado es realmente indescifrable.