Lo que NO debe hacer un árbitro

| martes, septiembre 16, 2008


Desde que Pablo Lunati irrumpió en la Primera División, haciéndose notar, en principio, por sus ampulosos gestos y su particular trato con los jugadores (además de un llamativo parecido físico al fallecido Fabián Madorrán) sin dudas dió de que hablar con respecto al arbitraje argentino. Lunati inauguró una camada de nuevos referees que aún se siguen apareciendo, y que no logran demostrar un nivel cuanto menos aceptable. Abal, Laverni, y varios hombres de negro más (de los cuales justamente ahora no recuerdo sus apellidos, por nuevos tal vez) demostraron una merma importante en un arbitraje que supo tener su momento de gloria en el 2006, con la gran actuación de Elizondo en el Mundial de Alemania 2006. Sin embargo, el motivo del post es mucho más particular que general, y se refiere a los dichos de Pablo Lunati, quien fuere parte del encuentro disputado en el día domingo, entre Boca e Independiente en la Bombonera.

En el partido se sucedieron varias situaciones particulares, y sin ponerme a detallar qué aciertos o errores tuvo el árbitro junto a sus asistentes, sí me resta decir algo: todo aquel que quiera desempeñarse como referee en el fútbol debe aprender lo que NO se debe hacer del personaje en cuestión. Es inconcebible, e incluso debería ser pasible de una dura sanción (cosa que no va a suceder, el arbitraje argentino es una mafia más por decantación) la actitud que tomó Lunati frente a los dichos de Montenegro y Borghi, por citar algunos de los que hablaron post-partido. En lugar de mantener una estampa, de mantener las formas y de hacerle honor a su profesión, este nuevo payaso mediático (sic) intenta acumular la mayor cantidad de flashes, cámaras y grabadores con el objetivo de "ser famoso por un día". Ya lo ha hecho varias veces, y no es casualidad: Pablo Lunati es un mediático más (no se extrañen de verlo en "Bailando por un Sueño" próximamente). Sin embargo, uno puede recapacitar, y decirse para sus adentros: "seamos buenos (como suele decir un famoso periodista ya gagá) ser cholulo no es un pecado". En este caso, la frase no carece de razón. Más allá de esto, que un árbitro salga a ventilar conceptos como los siguientes no resiste el menor análisis:

"A veces tengo unas ganas de pegarles a los jugadores...".
"Lo de Montenegro me hinchó las pelotas, la mentira que dijo me jodió".
"En el próximo partido no lo salvo" (sobre Montenegro).
"Acá te aprieta la circunstancia de que no ganás, que no tenés huevos, que sos defensivo.." (sobre Borghi).
"Riquelme es un muchacho muy difícil en la cancha, para tener un diálogo; es introvertido, querés un diálogo de onda y no hay manera, no te da cabida." (opinando sobre la personalidad de Riquelme, porque no le permite ser su amigo (?))
"A mí me gustaría que Riquelme se riera alguna vez en la cancha. Siempre lo veo serio...".

¿Yo estoy loco, o muchas de estas cosas no son propias de un hombre de negro? Un árbitro, bajo ningún punto de vista, y menos en frío (porque esto fue un día después de lo sucedido) puede hablar tan burdamente de sus deseos internos (que puede tenerlos, como cualquier mortal, pero que debe filtrar) de golpear jugadores; de amenazarlos con ser más severos en próximos partidos, en una actitud claramente patoteril; de la personalidad de los jugadores, sólo porque  eligen no tener relación con un actor secundario en el partido como debería ser el árbitro?

Una vez más, Pablo Lunati evidencia que de niño supo tener el deseo de ser una estrella de la TV, que su fuerte son las cámaras, y que el arbitraje no es para él. Uno puede llegar a comprender (y no justificar) si estas palabras hubieran emanado de la boca del árbitro apenas finalizado el encuentro; después de todo, las famosas "pulsaciones a mil" van para todos, y únicamente para los futbolistas. Sin embargo, esto no fue así, y cuando se suponía que el que tenía que bajar los decibeles de todo este bochinche (?) era Pablito, él fue el que echó más leña al fuego y seguramente provocará, en caso de no ser inteligentes los demás personajes de este escándalo, más declaraciones cruzadas. Un mamarracho...