Volviendo a las fuentes

| miércoles, febrero 06, 2008


Algo está cambiando en el fútbol argentino. En los últimos tiempos, hemos visto como figuras de renombre que jugaron en el exterior y se fueron muy jóvenes, casi de apuro, volvieron buscando diferentes cosas que probablemente en la Argentina conseguirían: continuidad, tranquilidad, comodidad, afectos, y demases.

En su momento comenzó este éxodo de Europa, por obligación casi, el jugador Lucas Martín Castromán, quien al no poder ser pagado por una Lazio en quiebra, retornó al país al club que lo vió nacer, Vélez Sarsfield, donde en su segundo torneo jugado logró la gloria al salir campeón. Luego apareció Verón, con todo lo que esto significó: un jugador con muchos pergaminos en Europa, vilipendiado por muchos hinchas argentinos que nunca le perdonaron ese "desgano" en momentos claves (justo cuando el jugador se encontraba en tierras inglesas) y amado por los hinchas pincharratas. El resultado: nuevamente otro jugador salía campeón, luego de volver de Europa.

En otra tierras, Rosario precisamente, otra vuelta rutilante por cierto, de un ex jugador de Central: el Kily González. Con ganas de ayudar al equipo que alguna vez le dió lugar para erigirse como el gran jugador que supo ser (seamos buenos (?)) el Kily eligió volver y ponerse el equipo al hombro, aunque con pocas buenas actuaciones y unos años que le pesaron (además de algunas acusaciones de camarillismo).

Hace no mucho, el año pasado, recibimos con gran sorpresa la vuelta de otro jugador discutido por doquier, que venía de jugar en el Mundial de Alemania 2006, y no tenía lugar en el Villarreal de Pellegrini: Juan Román Riquelme. La historia del 10 es bastante conocida: "vini, vidi, vinci" (?). Apenas llegó, en ese préstamo "millonario" por 4 meses, logró alzar la Copa Libertadores, se fue por un tiempito, y hoy ya pertenece al club de sus amores.

En los últimos días, este fenómeno de la vuelta a la Argentinas se acrecentó a pasos agigantados, cuando San Lorenzo confirmó la vuelta de Andres D´allesandro, Gonzalo Bergessio y Diego Placente, tres jugadores que, algunas más, otros menos, tuvieron una buena experiencia europea. El caso del volante de creación ex River era bastante más complicado, ya que lo quería su ex club también, pero al parecer Marcelo Tinelli puso la plata, y vestirá la azulgrana. La decisión que pesó en la balanza del jugador, ni más ni menos, fue la búsqueda de continuidad en su juego. Algo que también se repitió en el ex Racing Bergessio, que tuvo nulas chances de poder integrar el primer equipo del Benfica, luego de haberse ido de la Argentina hace no mucho, y decidió volver para encontrar su fútbol. Finalmente, el caso de Placente es más simple: el jugador no se encontraba jugando, desde hace ya mucho tiempo, y en el final de su carrera, eligió volver a sus afectos. A esto, se le puede sumar la vuelta de Maxi Moralez, que se fue hace muy poquito, y ya retorna nuevamente.

Algo está pasando en el fútbol argentino. Probablemente, y en mi opinión, para mejor, ya que la vuelta de las figuras, en un buen nivel físico y técnico, siempre contribuye a suplir esas carencias que se generan al vender a pibes de 18 años por cifras millonarias, y no darle tiempo a los más chicos a que realicen su etapa de maduración en plenitud. En Argentina no se reemplaza a un jugador de 20 y pico de años por otro de la misma edad: siempre se los reemplaza por purretes que recién comienzan, asi que la llegada de ciertos personajes con experiencia y que conocen el ambiente puede ayudar a guiarlos y no dejar que se mareen con un ambiente como el del fútbol, tan difícil de asimilar.