MÁS PAPISTA QUE EL PAPA

| miércoles, enero 30, 2008


Desde que Diego Pablo Simeone se hizo cargo de la dirección técnica de River Plate, los ojos del mundo futbolístico se posaron sobre este hombre. No es para menos, la asunción como DT millonario presume hasta ahora el desfío más grande en la joven carrera de entrenador del popular "Cholo", y todos están esperando ver sus resultados: los hinchas de su equipo, para ver si logra apagar las llamas de cuatro años de sequía de títulos y abundancia de problemas; y los neutrales para observar sus acciones, evaluar sus condiciones y proyectarlas a futuro.

River es River, a pesar de estar pasando un magro presente y todo lo que allí sucede tiene trascendencia.Por eso estos veintipico días de trabajo del nuevo conductor han sido observados hasta el mínimo detalle y de allí pudimos enterarnos de cosas que no sabíamos de sus anteriores pasos por Racing y Estudiantes: su exigencia permanente hacia los jugadores ("yo no negocio el esfuerzo" es una de sus frases predilectas), su afán de no descuidar el propio físico, sus novedosos (para nosotros) métodos de entrenamientos con segmentos cortos pero intensos y de su devoción por una táctica de ataque, con presión constante sobre el rival y ataque por las bandas.

Si tenemos en cuenta los pocos partidos, que además no son oficiales y se caracterizaron por estar en la búsqueda de la formación ideal, nos encontraremos también que Simeone parece priorizar las tácticas por sobre los nombres. Ejemplo de ello tenemos en el partido frente a Racing, donde jugó con Falcao como único delantero y al ingresar Marco Ruben, hizo retroceder al colombiano unos metros para que se desempeñe como volante de enlace, puesto que naturalmente no siente. Ayer, en el partido frente a San Lorenzo, decidió ubicar a Ortega como carrilero por izquierda, función que creo que "el Burrito" nunca cumplió en su vida.

Esas variaciones de puestos, me traen a la memoria a un señor de bigotes prominentes, devoto de sus tácticas, que supo andar por Boca y Velez y que muy bien no le fué que digamos. Y un poco más allá en el tiempo a la selección de Marcelo Bielsa que se pasaba de vueltas por lo vertiginoso, lo vertical de su juego y la poca elasticidad que le brindaba a sus jugadores, como aquella tarde/noche en que Crespo le tiraba centros a Saviola. Habrá que esperar en qué desencadena estas ideas de juego del "Cholo", pero lo demostrado hasta ahora parece afirmar mi idea de que Simeone es más papista que el papa, o mejor dicho: más bielsista que Bielsa.