La palabra empeñada

| martes, diciembre 11, 2007


Poco acostumbrados a tipos que dicen lo que sienten en el fútbol argentino, y que fundamentalmente hablan de frente (el ejemplo más típico sería Lavolpe) los argentinos nos acostumbramos a ver como personajes varios de la esfera del deporte más hermoso del mundo hacen y deshacen sus promesas con extrema facilidad. Desde un tipo como Quiroz, que traiciona cuanto equipo se le ponga por delante (?) hasta un tipo como Gorosito, que se dedica a deambular por todos los clubes por los que pueda, para hacer sus propios negociados trayendo jugadores totalmente fracasados y con el único objetivo de hacer plata. El caso más reciente es, sin dudas, el del "Cholo" Simeone.

Simeone, en la Plata, hace un año atrás, era casi que un prócer se diría. Un tipo con actitud ganadora dentro y fuera del campo de juego, con las premisas de ir a atacar siempre, en cualquier cancha, y con su honestidad y sinceridad bajo el brazo. Cuando Racing lo necesitó, el dejó de jugar para dirigir. Cuando Racing lo echó como un perro, los que le tendieron una mano fueron los dirigentes de Estudiantes. Dirigentes que se deben haber sentido bastante frustrados cuando, hace muy poquitos días, Simeone decidió no continuar en la Institución que lo llevó a la fama, bajo excusas poco creíbles y fundamentos ridículos. No es el primer caso, y tampoco el último, pero sorprende la facilidad con que la gente patea el tablero, sin tapujos. De Simeone siempre se tuvo una imagen de tipo sobrio, pulcro, discreto y con la cabeza bien clara, sin misterios. Hoy en día, no podemos decir lo mismo. Lo que hizo con el "Pincha" fue, desde un punto de visto moral y ético, sencillamente vergonzoso. Es cierto, si queremos tomarlo desde otro punto de vista más "profesional", la propuesta de dirigir a River, sin presión (nada peor puede venir después de Passarella) es siempre tentadora, para luego aterrizar en Europa. Sin embargo, los contratos son los contratos, y en este país nos acostumbramos a no cumplirlos (sin ir más lejos, basta con mirar al otro club más importante de Argentina, Boca Juniors, y su técnico Miguel Angel Ru$$o). Que River sea un destino tentador no excluye ni oculta el hecho de que Simeone tenía contrato con Estudiantes de la Plata hasta junio del año próximo. Y esto no hubiese sido tan doloroso si hubiese sido más transparente. Amenazar con irse si no le traían "4 refuerzos de categoría" (sabemos que puede y que no puede traer Estudiantes y Simeone también) más la permanencia de Verón en el plantel (decisión que dependía solo de Verón) haciendo todo un juego mediático con esto fue de una bajeza importante. ¿No era más simple decir la verdad, y aceptar que ir a River significaría un paso muy importante en su carrera? ¿No hubiesen quedado mucho mejor las cosas? Perdón, me olvidé: Argentina es Argentina, y somos como somos...