Lo que el clásico se llevó

| lunes, septiembre 17, 2007


El clásico de Rosario (que, en mi opinión personal, debería ser calificado con el mote de "superclásico" porque no tiene nada que envidiarle a un River-Boca) año a año mantiene su vigencia en cuanto a emoción y a expectativa. Debido a esto, se suele decir, en la jerga futbolística, que aquel técnico que esté al frente del equipo canalla o del equipo leproso, si pierde el partido del semestre, lo más probable es que tenga que ir haciendo las valijas porque tiene "un pie afuera". En el caso reciente del último superclásico de Rosario, jugado en el día de ayer, la particularidad era que ambos equipos, peleando el descenso (gracias dirigentes) venían con técnicos que estaban tambaleando en sus respectivos puestos. Por un lado, un Ischia que no había conseguido ganar aún en este Apertura que transcurre, y por el otro, un Marini que de local era una cosa, y de visitante, parecía dirigir a Olimpo de Bahía Blanca, con sus tácticas ultradefensivas y reticentes a la victoria.

En fin, en este caso, fue el turno del técnico perdedor del clásico, "Pomelo" Marini, quien hace no mucho tiempo había asumido en su puesto con la intención de apagar el incendio que en el último tiempo había dejado Nery Pumpido. Al principio, parecía todo color de rosas porque el técnico cosechó una muy buena cantidad de puntos el campeonato pasado. Sin embargo, en el campeonato que actualmente transcurre, el conjunto leproso no pudo hacer aflorar el buen fútbol, y se dedicó más a proteger su propio arco (urgido por el promedio) que a intentar jugar bien o incluso ganar. Todos los ojos apuntan a Jorge Burruchaga como el próximo DT de Newells.

En término de opinión estrictamente personal, creo que un técnico como Marini, hincha del club, y trabajador a ultranza, teniendo que presentar la renuncia luego de un clásico, demuestra el dramatismo con el que se vive el fútbol actualmente. Si el partido ante Central hubiese sido en la fecha 16 o 17, lo más probable es que Marini hubiese llegado, pero me parece que el Newells-Central escapa a todo razonamiento lógico. Vale aclarar que mucha gente dice haber visto como ayer, al finalizar el partido, el jefe de la barrabrava leprosa, con un conjunto de cobardes secuaces, lo fueron a apretar al técnico para que renunciara por la derrota sufrida a manos del equipo de Ischia. Así maneja Eduardo López Newells. Así se maneja el fútbol argentino.