Vuelta al ruedo (?)

| lunes, marzo 19, 2007


Hola a todos, se viene un post después de tanto tiempo.


Mirando varios partidos del fin de semana que ha pasado, no pude cuanto menos que indignarme con lo que sucedió en la cancha de Quilmes. No puede ser que una jugada tan clara (tanto en la cancha como en la televisión) sea tan confusa a la hora de explicar los motivos de la no-sanción del "Sargento" Giménez. Vamos a los hechos: Ortega saltó con su brazo derecho pegado al cuerpo (ya que no iba a ser útil de ninguna forma) y con su brazo izquierdo totalmente extendido de forma tal que pudiera resultarle beneficioso a la hora de algún rebote de la pelota en el mismo. Finalmente, eso ocurrió: al no llegar con la cabeza, la pelota le pega en el antebrazo y se le cuela al arquero Grosso, que no podía con su alma. No creo que queden dudas sobre un caso más de beneficencia hacia uno de los dos clubes más importantes de la Argentina. Sin dudas que excusas van a existir para tapar esta cuestión, y de ninguna forma va a ser tan evidente, pero fue vergonzosa también la actitud de un tipo como Giménez que comenzó a "delirar" (ni más ni menos) a los jugadores de Quilmes, en especial a Walter García, a quien le hacía señas del tipo "cerrá el pico" con su mano, y con gesto altanero lo invitaba a calmarse. Después de estas cosas, no existen sanciones para los árbitros? O es que todo este sistema bastante enfermizo en el cual ganan siempre los que tienen más poder está armado justamente para que los "autores materiales" de los hechos salgan inmunes, amparados en un poder mayor que es el que ordena los mismos?

Para colmo de males, a raíz del desastroso criterio del árbitro del partido, se sucedieron varios desmanes que no terminaron en cosas peores gracias a la intervención policial, pero eso no fue lo peor! A partir de esto, los periodistas deportivos (o los que se hacen llamar así pero distan mucho de serlos) se jactaron acerca de "parar la violencia", "los inadaptados de siempre", "la gente que no entiende", etc. Por Dios! Vaya uno a decirle a un hincha cuyo equipo está peleando el descenso que va a perder un partido en el último minuto, con un gol evidente con la mano, y ante uno de los poderosos (al cual le había hecho un partidazo, mereciendo ganarlo en el primer tiempo ampliamente).

Seguramente el fútbol siga así, y seguramente estas cosas no cambien, pero no está de más repudiar estas actitudes de las más altas esferas del fútbol. Y no me vengan a decir con que si el partido "estaba arreglado" no hubieran esperado hasta los 42 minutos del segundo tiempo: se sabe que las cosas no son tan claras. Esto fue el típico caso en donde al sancionar (o no) los árbitros, como alguna vez dijo el único personaje honesto del arbitraje argentino (Javier Castrilli) miran los colores de la camiseta, y los intereses que deben perseguir.