Niñez perdida

| jueves, enero 11, 2007



El joven se levanta temprano, desayuna con la familia, no lee el diario (sincerémonos los jóvenes no leen los diarios) quizás chequee los mails o el MSN mientras arma el bolso se pone las chancletas y se va a entrenar hoy, igual que ayer como siempre. La rutina se ve interrumpida por una sola particularidad, el escenario, ya no esta en su pueblito natal, ya no lo pasa a buscar su amigo en el rastrojero del padre donde irán recolectando parada a parada a casi todo el equipo. Este pibito de apenas 12 años no es dueño de sus decisiones, no tiene mas libertad que la que pueda producir en una gambeta dentro del terreno de juego. Ayer desparramaba piques cortos en un semillero de Colombia bajo la admiración de algunos y las mirada lasciva de otros. Hoy su video transita el mundo de los noticieros y le llego por vía de urgencia a el manager del F.C Barcelona, hoy su apellido (hasta hace días ignoto, extraño e ignorado) puede ser “googleado” seguramente el video que su padre (mezcla de manager, sponsor y promotor) filmo y uso como tarjeta de presentación se pueda encontrar en You-tube, donde a pesar de su precocidad y juventud ya se tutea de “tet a tet” con Ronaldhino o Maradona. Hoy ese chico es invaluable pues con solo su juventud y su habilidad puede generar intereses valorados en cientos de millones de euros. Este chico a la que ninguna legislación protege, este chico a la que ninguna institución gubernamental o no preserva, este chico que es obligado (quizás no físicamente pero de seguro psicológicamente) a abandonar sus amigos, su tierra en busca de una migración en post del sueño de otros. Este chico del que si Dickens si viviera podría hacer un nuevo Oliver Twist espera paciente en la puerta de su nueva casa, en esa zona residencial tan lejana a su hábitat natural a que un dirigente de su nuevo club lo pase a buscar. Ya empezó la adaptación forzada, la inserción sobré acelerada. Si tiene suerte y un padre mas o menos coherente es posible que haya caído en un país donde su idioma no sea un impedimento sino será otro escollo mas al que adaptarse, que no espere hacer mas amigos que los del club porque el resto de los chicos llevan vidas normales. Que no espere obtener una educación mas allá de un diploma secundario porque con tal de que este a gusto y genere divisas es lo único que le darán. Pobre de él si desea declinar el fútbol por algo mas, el sueño de los demás es su sueño, el cree fervientemente que es su sueño y si duda mas tarde las cámaras, la admiración, el dinero le ratificaran que ese es su sueño que no estaba equivocado. Que mas da que sea introvertido, que apenas quiera compartir minutos con el plantel, que cuando todos se distienden en una concentración prefiera salir a caminar solo lejos de todos. Que mas da que cuando le pongan una cámara repita un discurso que parece aprendido como autómata, que mas da que maneje apenas 200 vocablos y que hable de si en tercera persona. La prensa, el club, las cámaras se encargarán de decirnos que es un buen pibe, que tiene un perfil bajo, que su lugar esta dentro del terreno de juego y que es ahí donde verdaderamente se lo ve feliz. Este joven, como muchos otros quizás encuentre en esta odisea involuntaria comodidades y posibilidades que no tenia en su país de residencia, este (como decía Chaplin) nuevo ciudadano el mundo, quizás triunfe y quien sabe quizás a la larga logre encontrar la felicidad pero en el fondo la cicatriz que dejara el desarraigo de su infancia, la presión de su entorno, la quema de etapas necesarias se habrá cobrado una nueva victima otra entre tantas mas la de la inocencia de un pobre pibe de cinco años que lo único que quería era jugar a pelota porque sabia que lo divertía.