El eterno NO

| miércoles, agosto 16, 2006


La historia de Saviola en el Barcelona es altamente conocida por todos, casi en la misma proporción a lo inentendible que es. Un jugador que siempre rindió muy bien cuando le tocó jugar; un jugador que no da problemas en cuanto al aspecto humano dentro de un plantel; un jugador que tiene 60 y pico de goles y que, cada vez que tiene una mínima chance, demuestra que puede jugar en un club de la elite como lo es el Barsa.
Lamentablemente, como en toda historia de Cenicientas (?) siempre hay personajes no del todo agradables. En este caso, es muy difícil atribuirle a una sola persona las razones por las cuales Javier (o el Conejito) no es tenido en cuenta ni ha sido tenido en cuenta para jugar en el Barcelona. Hay un punto que la mayoría de la gente suele no observar detenidamente, y ese es el representante o manager del Conejito. En este sentido, su labor puede ser calificada desde dos puntos de vista: desde el punto de vista monetario, siempre privilegió los intereses económicos del jugador, evitando algún tipo de baja en el sueldo que figuraba en el contrato firmado hace ya varios años (aún cuando Javier era cedido a equipo tras equipo). Si lo vemos desde esa perspectiva, el trabajo de su representante fue sencillamente espléndido. Pero es inevitable analizar todo este asunto desde otro contexto: el futbolístico. Al privilegiar la parte económica, el Conejito inevitablemente perdió la posibilidad de seguir creciendo y forjándose un nombre para ser considerado uno de los mejores delanteros del mundo (su talento lo posibilita). Eligió ir vagando por varios equipos (Mónaco, Sevilla) sin tener actuaciones brillantes en ninguno de éstos.
Si lo tomamos muy de los pelos, esto puede ser comparado con aquellos jugadores argentinos que eligen un destino como Rusia para lograr juntar los dólares tan necesarios y jugosos, pagando el precio de "desaparecer" del ambiente futbolístico, debido a distancias y pocas facilidades para observar el fútbol ruso. Este es un tema que puede ser largamente debatido, ya que si bien es verdad que la mayoría de los jugadores que eligen privilegiar lo económico luego lo pagan y caro en cuanto a lo futbolístico, hay jugadores que han elegido ambas cosas (privilegiar primero el dinero, y luego dedicarse de lleno a lo futbolístico) y les ha ido muy bien (Rolfi, Insúa, etc).
Desde mi humilde punto de vista, considero que aquellos tipos a los cuales les fascina el fútbol, que sienten la bocha como si fuera una extremidad más de su cuerpo, que viven fútbol, que respiran fútbol, siempre van a lograr mayores cosas desde todo punto de vista (futbolístico y económico también) que aquel que fija sus objetivos centrándose en el vil metal.